Estos relatos breves de Pedro Mairal rezuman poesía, tal y como explica en uno de ellos: "Si uno diluye un buen poema en un litro de agua consigue un cuento". Me fascina la forma de mirar que translucen estos textos, su empatía y su ironía. Son observaciones del mundo que transitamos cualquiera de nosotros a diario —como puede ser coger el metro o un taxi, visitar una librería o escuchar a su hijo jugar en el patio del colegio—, que logran arrancarnos una sonrisa, un suspiro o un guiño de complicidad. |