Diario de Dimas

Como la mayoría de los muertos, escogió la noche para aparecerse, cuando los sentidos más que apaciguarse se someten al reino de las tinieblas.

Los ojos de un cadáver no pueden brillar. Viven fuera de toda luz. Quizás fue un reflejo de la misma miel o el propio deseo fingido de los que allí estábamos.

Que bien conocía yo aquel refrán de que nadie me había dado vela en el entierro. ¿Por qué me la procuraban ahora, que ni la reclamaba ni la pretendía?

Me desperté sudoroso y ya no supe si era mejor vivir o soñar pues, de los dos modos, el maldito muerto se me aparecía.

Nunca pensé que alguna vez, en mi miserable vida, me alegraría tanto de verme rodeado de muertos. La paradoja es que aquellos muertos me daban la vida.

ES UNA PEQUEÑA MARAVILLA. A pesar de su corta extensión lo he disfrutado muchísimo. A mi parecer, que el narrador sea el propio Dimas y no otro personaje le da un plus. Las historias en las que son niños los narradores siempre son un acierto y si le añadimos fenómenos paranormales, ya lo tenemos todo. La relación familiar entre los personajes la he encontrado... especial, a falta de una palabra mejor para definirla. Me he sentido en todo momento parte de la historia y el final... ¡Qué os digo del final! Me ha parecido un final maravilloso. Muchas buenas historias se estropean al final pero el autor en este caso ha sabido concluirla de una forma que me ha maravillado. No he echado en falta más, aunque tampoco me hubiera servido menos. Pienso que tiene un trasfondo bonito, la forma en la que te une y te asemeja la vida con la muerte es algo a destacar.Una vez más, esta editorial no me defrauda, tiene unas historias fantásticas y a precios de risa.