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Mina y Adam son un matrimonio fallido con una hija encantadora, Sophia, una niña adoptada con un trauma infantil. Ambos la adoran; sin embargo, sus exigentes trabajos no les permiten pasar tanto tiempo con ella como les gustaría. Mina es azafata y debe cubrir el primer vuelo de larga distancia entre Londres y Sidney. La muerte repentina de un pasajero sacude el mundo de Mina, el fallecido llevaba encima una foto de Sophia tomada esa mañana. Pronto recibe una amenaza, si quiere que su hija siga con vida, debe permitir el secuestro del vuelo. La premisa como veis es asfixiante, toda la trama ocurre en esas veinte horas de vuelo, por un lado, tenemos la narración de Mina desde el aire, y, por otro lado, la de Adam, quien se encuentra en casa con Sophia tratando de protegerla. Me encantan las novelas donde la trama ocurre en tan poco tiempo porque logran meterme de lleno en ellas al hacerme sentir que verdaderamente se libra una carrera a contrarreloj donde no hay margen de error. Los personajes están bien definidos, Mina y Sophia sobre todo, Adam es tal vez el que menos empatía me ha logrado despertar, aunque creo que ese era el propósito de la autora. La historia está plagada de subtramas que nos aproximan a temas candentes como la ludopatía, la adopción infantil o la crisis climática. Precisamente en torno a esta última gira la trama, no lo esperaba en absoluto, así que hacia la mitad del libro la historia me ha parecido muy pesada. Finalmente, ha logrado atraparme y las últimas páginas me han parecido brutales. Contienen un giro de guion increíble que me reafirma que leer a la autora siempre es una buena opción, sus finales siempre están a la altura. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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