El niño, el topo, el zorro y el caballo

La primera vez que vi este El niño, el topo, el zorro y el caballo me enamoré de él solo por sus ilustraciones. Me parecieron… mágicas. Ahora que lo he tenido en mis manos y he podido leerlo puedo confirmar lo de mágico, pero añadiendo también el texto a la ecuación.

Este no es un libro para leer con prisas. Es un libro para disfrutar poco a poco, con calma, contemplando cada ilustración y deteniéndose en cada frase. Porque esas frases… Las hay que sacan sonrisas, las hay que te hacen detenerte a pensar… Sin tener la historia nada que ver, me recuerda a El Principito, con esas pequeñas joyas de sabiduría que han pasado a formar parte de la mente colectiva.

Es un libro de esos para volver a leer cada cierto tiempo, para que nos ayude a recordar cosas vitales que habíamos olvidado.

Le dije de broma a una amiga que de este libro había que comprar dos ejemplares: uno para leer y otro para arrancar tus páginas favoritas y enmarcarlas. Y puede parecer una exageración, pero sinceramente me gustaría tener láminas de algunas de ellas para decorar diferentes partes de mi casa.

Lo que más me gusta: Sin duda alguna, me quedo con las ilustraciones. Son realmente preciosas.

Lo que menos me gusta: No poder tener este libro colgado en las paredes para que todo el mundo lo admire.

Este libro es para ti si… te gustan los libros para pensar que se pueden leer a cualquier edad.
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