Una corte de niebla y furia

Antes de leer este libro, no paraba de ver opiniones que decían que era incluso mejor que el anterior, hablando de él como si de una joya se tratase. Yo tenía miedo de leerlo justamente por eso, no quería llevarme un chasco. Cuando me aventuré con el libro, los primeros capítulos no me engancharon demasiado y no me gustaba mucho lo que estaba ocurriendo, así que me dije: bah, la gente ha exagerado, el libro va a estar bien pero no tanto como el primero. ¡JA! Ilusa de mí. Ahora que lo he leído completo puedo gritar a los cuatro vientos que este libro es ÉPICO. Qué bonito es ver cuando un libro cumple, no, supera tus expectativas. Te sientes como en una nube.
Sinceramente, al principio me enfadé un poco con la autora, puesto que no esperara que diera ese giro a los acontecimientos. Una corte de rosas y espinas nos brindó un final bastante cerrado, pero con algún hilo suelto del que poder tirar (un determinado trato...). Los personajes se han visto resentidos por los sucesos que tuvieron lugar, llegando a sufrir unos cambios que dejan huella. Bien, si leéis mi reseña del libro anterior, no os extrañará que me enfadara lo que la autora ha hecho con Tamlin. Yo lo quería, demonios. Y ahora empiezo el libro y me encuentro con una persona egoísta, dura, manipuladora, mentirosa, soberbia y tirana (y muchos más adjetivos desagradables que no voy a decir). Su manera de intentar dominar a Feyre, controlarla y quedársela solo para él, como solo la tenía en cuenta para lo que le interesaba, como ni se preocupaba por su bienestar y queriéndola solo como "mujer florero". Todo eso me hizo empezar a detestarlo, rompiéndose mi corazón cada vez más. Además, al recordar algunas cosas que pasan en el libro anterior, me di cuenta de que Tamlin lleva actuando mal desde hace tiempo, aunque yo no me diera cuenta. Supongo que eso mismo le pasó a Feyre. En fin, ambas hemos aprendido que no es oro todo lo que reluce.
En relación con esta parte de la historia, puedo decir, alto y claro, que esta es una novela feminista. Sarah J. Maas debe estar orgullosa de lo que ha logrado, porque transmite a la perfección cómo se siente Feyre y cómo debe valorarse. No es una mascota de nadie, no está hecha para ser dominada por nadie y ella es increíble en sí misma, pudiendo conseguir todo lo que propone. Como la moral de ella va menguando y necesita ayuda para salir de ese pozo en el que se ha metido, o más bien, la han metido. Se plasma muy bien el maltrato doméstico, no de violencia física, sino psicológica, además del encierro al que está sometida. Es un tema muy serio, dado que muchas mujeres viven esa situación en el mundo real y no saben cómo salir de ella. Bravo, Sarah J. Maas, por hacer una crítica a este mal que atañe a la sociedad actual en un libro de fantasía. Siempre hay que aprovechar la oportunidad de transmitir valores y ella lo hace de una manera sublime.
Este libro es otro retelling, esta vez de la historia de Hades y Perséfone. Solo con deciros esto, ya os podéis imaginar que Rhysand va a tener mucho más protagonismo, debido al trato que hizo con Feyre en el libro anterior. Rhysand, el cual me intrigaba pero del que no sabía si pensar que era un imbécil manipulador o había un corazón debajo de toda esa oscuridad. Rhysand, al que yo miraba con desconfianza al principio, pero que me fue conquistando con cada palabra y cada gesto. Su forma de tratar a Feyre, de enseñarle a desarrollar su máximo potencial, de sujetarle el pelo mientras vomitaba debido a las pesadillas que la acosaban por las noches. Rhysand es un personaje impresionante, con tantos matices que asusta. Por fin nos metemos en su piel, conocemos su historia al completo y sabremos qué hay de verdad en lo que nos contaron y lo que suponíamos de él. El alto lord de la Corte de la Noche nos enseñará que a veces, la oscuridad puede brindarnos la luz que necesitamos.
Además, se nos suman otros personajes secundarios muy bien construidos. Me refiero, exactamente, al círculo íntimo de Rhys, formado por cuatro componentes de lo más especiales. Amren, que me ha parecido la ama, tiene un carácter irónico con un deje cruel, goza de un poder asombroso y me intriga saber qué es ella en realidad. Me quito el sombrero ante ella, porque es la bomba. Mor, que siempre trae una sonrisa en la cara y palabras de ánimo, a pesar de todo lo que ha tenido que sufrir. Me la imagino grácil, feliz, amable pero perspicaz. Cassian, un ilyrio letal, muy buen luchador y con la lengua algo suelta, ya que a veces no tiene filtro. Despreocupado, espontáneo y seductor, pero en batalla es un oponente muy habilidoso. Para terminar, contamos con Azriel, el cantor de sombras, un ilyrio callado, sombrío e implacable, pero que alberga más sentimientos de los que muestra.
Todavía no os he hablado de Feyre, nuestra protegonista, cuya evolución en este libro es impresionante. al principio nos encontramos con una Feyre débil, que no duerme bien, que quiere sentirse útil y salir, pero no se lo permiten. Que no tiene con quién hablar, porque nadie le cuenta nada ni tampoco se preocupa por escucharla. Vemos a una Feyre que no quiere luchar más, que se preocupa por si su vida va a ser así de infeliz o si algo cambiará. Pero gracias al empujoncito que le da un determinado personaje, ella empieza a vivir, a sentir. A aprender de las cosas que fueron su debilidad en el pasado, a arriesgarse por los demás, a tratar con otras personas y a perdonarse a sí misma por lo que hizo. Se vuelve una guerrera, una luchadora que no se rinde ante nada ni ante nadie. Estoy orgullosa de ella y de su poderío, de su valentía, de su "no, yo valgo más que esto". Cada vez le cojo más cariño y sé que aún le queda por dar, cosa me mantiene expectante.
Otra cosa que me ha fascinado ha sido la ambientación. Me he paseado por las calles de Velaris, ciudad de la que me he enamorado por completo, admirando las estrellas, pero también el arcoiris o el barrio de los artistas. He disfrutado de cada rincón de la Corte de la Noche, de sus vestimentas finas, sensuales y cómodas y de los olores que llenan cada lugar.
Si os digo la verdad, no tengo ni idea de como plasmar en esta entrada todo lo que me ha hecho sentir el libro. Solo os diré que lo terminé hace días y todavía no puedo dejar de pensar en él. Me ha calado hondo, por todas esas emociones que me ha hecho sentir: miedo, rabia, amor, desazón, tristeza, sorpresa... En especial, he disfrutado de los famoso capítulos 54 y 55, así como de la noche de la Caída de las Estrellas. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, este libro es una delicia, no lo dejéis escapar. Además, es muy completo, ya que no solo hay amor en él, sino estrategias, sangre, lujuria, sorpresas, celos... Sarah J. Maas consigue darle la vuelta a la tortilla y romper todos nuestros esquemas, cuando pensamos que ya conocemos a los personajes, nos sorprende con una vuelta de tuerca; cuando creemos que sabemos lo que va a ocurrir, introduce un giro de trama brutal. Este libro se corona como uno de mis favoritos, e incluso como mi mejor lectura del año, hasta ahora.
No puedo irme sin hablar del final. Un desenlace que me dejó de piedra. Apenas pude asimilar lo que ocurría, me quedé con la boca abierta. La autora termina el libro con la cabeza bien alta y dejándonos con la miel en los labios, puesto que los últimos capítulos son un torbellino de emociones que casi acaban conmigo.

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