Lebab. El efecto luciérnaga

Hasta la fecha, la reencarnación sigue siendo objeto de debate; unos están a favor y otros en contra, dependiendo principalmente de la religión que practiquen o la filosofía de vida que hayan elegido. Ahora, imaginen por un momento que se consigue demostrar, de manera científica, que la reencarnación existe. Esto sería un gran avance para la humanidad, acercándonos un poco más a conocer quiénes somos y por qué estamos aquí.

Pero claro, ¿qué suele pasar casi siempre que los avances de la ciencia intentan ayudar a la humanidad a ser mejor? Que los gobiernos o las grandes empresas harán todo lo posible por frenarlos o usarlos en beneficio propio. Esto es lo que veremos al sumergirnos en las páginas de Lebab, una novela trepidante y profunda que nos acerca al lado más empático, y también al más oscuro, del ser humano.

Con un argumento de lo más interesante, la novela avanza con fuerza construyendo una trama donde el factor humano juega un papel muy importante, tanto desde el lado de lo buenos como desde el de los malos. Las traiciones y las injusticias también son un ingrediente importante de la historia, ya que los personajes tendrán que enfrentarse a situaciones que pondrán a prueba su entereza para sacar lo mejor de ellos mismos.

Y hablando de los personajes, son una maravilla, todos y cada uno de ellos, construidos a la perfección, amando a los que hay que amar y despreciando a los que hay que despreciar. Pero si tuviera que destacar a tres de ellos, serían sin duda Elise, Michael y Nathan, tres personajes complejos llenos de carisma y carácter que no dejan de recordarnos que el ser humano, a pesar de lo que demuestran siglos y siglos de historia documentada, puede ser bueno.

Lebab es toda una oda a la empatía y al amor que nos recuerda todo lo bueno que puede hacer el ser humano. Un thriller brutal que te mantiene en vilo desde la primera página y en el que las emociones están aseguradas, sacándonos más de una sonrisa y también más de una lágrima. Si aún no lo has hecho, únete a Lebab, te aseguro que no te arrepentirás.