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Una excelente novela sobre La Habana de los años noventa. Fiel reflejo de una época que lamentablemente perdura en el tiempo. La Habana, una ciudad hecha de sueños y de trampas, una ciudad laberinto donde parece difícil escapar. Pero sobre todo es una novela que rompe los clichés de esa Cuba que a menudo nos venden, donde parece que sus habitantes vivan alegres y despreocupados, insensibles a su destino de isla laboratorio o de sueños perdidos. Es una novela densa y voluminosa que narra los avatares de Hugo y Paola, sus dos personajes, tan llenos de matices y contradicciones, de miedos y obsesiones. Aunque a mi juicio es más que una simple historia de amor o desamor, es, además, una radiografía sociológica no solo del alma de una sociedad hecha añicos, que sobrevive como puede, sino además del ser humano en su conjunto. Llena de referencias poéticas, literarias y jazzísticas, el autor no necesitó de grandes estridencias para conducir de la mano al lector a las sombras de la caverna de la que habló Platón, donde parece que no exista la esperanza ni la salvación.
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