Te espero en el fin del mundo

No tenía muchas expectativas con esta novela. Solamente quería algo bonito e idílico. Vi que estaba de moda entre las novelas de romántica y juvenil, y nada, para adelante. Lo cierto es que ha cumplido totalmente con la misión, quizás demasiado.

Violet y Levi se encontraron por primera vez en un entierro, en un pueblo de Montana, cuando eran niños. Ella: la rarita, pobre y brillante. Él: el guapito, con familia de bien y tradicional. Desde entonces han sido inseparables, pero llegados a la edad en la que todo se complica, sus caminos se separarán persiguiendo cada uno su destino.

A pesar de que he encontrado lo que buscaba, de mitad hacia el final, me ha costado un poco seguir leyendo: ha resultado en una historia demasiado pastelosa, con muchas frases redondas y rimbombantes a lo Mr. Wonderful. Fue demasiado para mí en este sentido. Muchos diálogos que no, no sucederían en la vida real creo yo, pero hasta esto se lo hubiera perdonado si hubiera bajado tres puntos el azúcar.

Los personajes y la trama son muy simples pero resultones, todo al servicio de la tarta. Está contada en primera persona por sus dos protagonistas y esto siempre es entretenido: tener ambos puntos de vista de una misma cosa.

Sin embargo, algo que me ha sacado un poco de la trama, que me ha chirriado muchísimo, es el mensaje que me ha transmitido sobre perseguir o cumplir un sueño. Alguien que arrasa con todo con tal de obtenerlo, sin ningún pulso a la vida, y sin esforzarse ni trabajarlo, dándole normalidad a la tenencia de relaciones dañinas, montarse en la ola de los vicios y conductas autodestructivas, simplemente porque todo va incluido en el billete de la fama. Esta idea no me ha gustado nada.

Aún teniendo este punto negativo en cuenta, la novela está bien y se deja leer sin muchos miramientos, pero sin duda, prefiero la novela romántica más realista y menos edulcorada.

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