Éramos mentirosos

​​​​​​​​​En una isla privada, la amistad entre los cuatro primos de una familia adinerada se vuelve destructiva. Éramos mentirosos es la historia de un accidente y muchos secretos y mentiras en el seno de una familia perfecta.

Releer esta novela tanto tiempo después ha sido todo un viaje. Es un libro corto y veraniego, pero no sencillo; de hecho, se agradece que al principio haya un mapa y un pequeño árbol genealógico. A veces me he liado un poco con tantos familiares Sinclair, pero me ha venido fenomenal recurrir a esa guía del principio. E. Lockhart intenta describirlos como muy distintos, pero a veces me ha costado diferenciarlos. La ambientación veraniega y la familia adinerada con muchísimos secretos me han conquistado, así como todos los giros de trama que me han sorprendido como si fuera la primera vez que los leo. Además, los capítulos son muy cortos, lo que, junto con el estilo ligero con el que está escrito el libro, hace que se lea en cuestión de horas. Que Cady no recuerde nada de antes de su accidente hace de este libro una historia angustiosa que te removerá hasta que consigas averiguar todo, y ese final te volará la cabeza. Yo misma sufro de migrañas, al igual que la prota tras su accidente, y me ha generado mucha impotencia. Hay cosas que pueden ser más predecibles que otras, pero te juro que no verás venir el final de esta historia. Me ha encantado cómo la autora ha conseguido meter todo esto en menos de 300 páginas; lo ha clavado. al ser un libro tan corto, no puedo decir más para no caer en spoilers. Éramos mentirosos es la novela perfecta para el verano: con una ambientación idílica, adictiva y sorprendente.
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