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Ha sido... curioso, creo que es la mejor palabra para describirlo sin entrar en demasiados detalles. El verano número quince, seguido del verano número diecisiete, un accidente con pérdida de memoria, una familia de ricos donde lo que importa son las apariencias... ¿no? Una mente rota con recuerdos astillados, un grupo de primos que se quieren e intentan sobrevivir a lo que sus madres quieren, dos verano que conectan recuerdos y fluyen en una monotonía cotidiana. Y el verdadero desenlace, con un plot twist que me ha dejado fría, pero a la vez ha sido la pieza perfecta que encaja en el rompecabezas de esta historia. No tiene trama, o quizás sí; es un libro contemporáneo, o quizás uno de misterio; es una familia en la que solo importa el exterior, o quizás lo más profundo de cada uno de ellos. Son muchos detalles que, aunque saben a verano, una vez se rompe la capa exterior solo llena la boca de un amargo sabor a secretos. |
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