El crujido de un corazón

Si aún no conoces las obras de Fernando Llordén Brota te animo a que las descubras. Hoy nos centramos en la cuarta obra que publica. Un thriller inquietante, muy bien tejido y que supone la mejor de sus obras hasta el momento (sin desmerecer a las anteriores).

En esta nueva historia nos adentramos en un thriller contemporáneo que transcurre en Madrid. Una evolución tanto en la pluma del autor como en el desarrollo de la trama que se convierte en una novela con algo más de 300 páginas. Este aumento en la extensión no significa que haya relleno, sino que la trama cuenta con una mayor profundidad.
La mejor obra hasta el momento del autor (superior incluso a La deshonra de Mazzola que me gustó bastante). Una novela autoconclusiva en la que poder adentrarse aunque no hayas leído nada del autor. Por otro lado, si eres asiduo lector, encontrarás un par de personajes que ya te sonarán. Fernando ha querido crear su propio universo en el que interrelacionar sus tres últimas obras, con la dificultad que eso conlleva. Personalmente, lo considero todo un acierto y es que me ha gustado volver a encontrarme con ellos.

La trama tiene fuerza siendo de lo más interesante, mostrándonos unos crímenes que convulsionan a la sociedad, un criminal escurridizo y unos investigadores que siguen la pista con resultados dispares. Un ritmo que va al alza, que comienza ya en un punto álgido y que te lleva de forma vertiginosa por la acción y los sucesos. Una trama valiente, dura, con críticas a lo que nos rodea, en la que puedes esperar cualquier cosa; en la que no por ser de los buenos tienes el futuro asegurado. Un enfoque que te hace disfrutar aún más aunque te apetezca en ocasiones decirle cuatro cosas a su autor.

Nos vamos a poner en la piel del criminal, conociendo hasta cierto punto lo que le lleva a consumar los hechos, aunque no es hasta el final cuando vamos a dar con la resolución, y aquí se viene un cambio de guion que me ha «dejado loca». Sí, un giro que no esperaba para nada cuando todo parecía listo para llegar a la palabra fin. Este cambio no te deja con la sensación de ser forzado sino que le va bien a la novela. Así, consigue que la experiencia lectora sea aún mejor (sobre todo si te gustan los giros como a mí).

En definitiva, una obra en la que se nota gran trabajo detrás, con ese punto de crítica social, con un toque de sensacionalismo periodístico incluido en ella, todo ello te lleva a reflexionar.
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