La tierra errante

Por segundo año consecutivo me dejo seducir por la narrativa de Cixin Liu. Esta vez por una colección de cuentos —creo que caben mejor dentro de la clasificación de novelas cortas, pero no soy editor y por algo los habrán clasificado como cuentos— en los que de nuevo despliega toda su capacidad como escritor abordando un abanico increíble de temáticas y situaciones para entregarnos este conjunto de relatos como muestra de que él no necesita explayarse en ríos de páginas y tinta para obtener una historia atrapante, este tipo la tiene bien clara.

Como no quiero extenderme en detalles particulares de cada cuento, pues es posible que termine revelando asuntos de la trama me dedicaré solo a señalar una de tantas preguntas que plantea cada uno de los relatos. OJO: es una interpretación personal y las preguntas que formulo surgen desde mi lectura, estoy seguro de que hay más, pero estas son las que me han parecido más relevantes señalar y que me parecieron más generales al tema del cuento en particular:
• La Tierra Errante: Ante una eventual expansión solar, ¿Podría la tierra convertirse en una nave para abandonar el sistema solar y así salvarse?
• Montañas: ¿Qué implicaciones tendría la evolución de una forma de vida mecánica no sobre la superficie, sino en el núcleo de un planeta? Una suerte de mito de la caverna moderno
• El sol de China: ¿Cuáles serían las implicaciones de involucrar más en la Ciencia a personas del común?
• En beneficio de la humanidad: ¿Qué pasaría si, con el actual modelo económico que tenemos, llegara el día en que una sola persona fuera el dueño de todo el mundo? Ojo con este que va ligado con uno que está más adelante
• Maldición 5.0: ¿Cómo reaccionaría un autor de ciencia ficción ante una situación similar a las que es capaz de imaginar?
• La era micro: ¿Podría la humanidad salvarse si, en vez de buscar otro apartamento en otro barrio, redujera (literal) su tamaño?
• El gran devorador: Ante una invasión extraterrestre, ¿estaríamos listos para entregarle el testigo a la próxima especie dominante?
• ¿Quién cuidará a los dioses?: ¿Estaríamos dispuestos a compartir nuestro planeta con una especie alienígena? Sería bueno si leen este primero que En beneficio de la humanidad.
• Con sus ojos: ¿Estaríamos dispuestos a compartir nuestro tiempo libre con alguien más? Este me pareció el más flojito y raro de todos, pero va conectado con el que sigue
• El gran cañón de la Tierra: En los avances científicos ¿existe la responsabilidad histórica? Cuando lo leí y supe que venía ligado al anterior cuento comprendí un poco más el primero, pero me sigue pareciendo el más regularcito de todos

En todos ellos se reconocen muchos de los elementos que hemos conocido de Cixin. En todos muestra un amplio conocimiento sobre los avances científicos y los aborda de forma elegante, nada desbordados y hasta cierto punto de vista, de una forma bastante lógica —aunque no se nos puede olvidar que esto es ciencia ficción y que, obviamente hay una parte imaginativa en cada relato—. de nuevo recurre a guiar algunos relatos en eras determinadas por un acontecimiento dentro de los relatos con el fin de dar saltos temporales y llegar más adelante en la historia; un elemento que me gustó mucho de su trilogía de El recuerdo del pasado de la Tierra y que me agradó mucho al volverme a encontrar acá. de manera maravillosa, como lo hizo en la trilogía, Liu nos vuelve a mostrar una batalla espacial igual de elegante, “real” y bellamente narrada. Digo real entre comillas, porque si bien sigue siendo imposible tener naves de las dimensiones descritas y que usen los conceptos de la física de esa forma, todas cabalmente cumplen las leyes más fundamentales que rigen nuestro universo.

Cuando pensaba que no quedaba más por explorar dentro de su imaginación, Liu llega al punto de inflexión y nos entrega cuentos sobre el mundo microscópico, sobre la exploración de la Tierra bajo su corteza y todas las implicaciones que tienen ambos contextos. En ambos navega igual de bien que lo hace en las historias sobre el espacio, sabe entregar historias alucinantes en el seno del género e incluso rinde homenaje a uno de los referentes más conocidos por todos, en este punto Liu es capaz de reinterpretar el cañón usado en la novela de Julio Verne (1865) y llevarlo al extremo de la imaginación y del conocimiento científico del que disponemos actualmente ¿Qué pensaría Verne al ver esta versión 2.0 de su invención?

Entre tantos datos de viajes espaciales, velocidades, densidades, distancias y demás magnitudes físicas, Liu abre espacio para hablarnos de uno que otro tema de actualidad y de humanidad como la ciencia ficción lo ha sabido hacer desde hace tantos años —así les duela a un par de intelectualoides fracasados—, acá hay espacio para hablar sobre la doble realidad de la China actual y la diferencia abismal que existe entre los ciudadanos de una gran ciudad y los que viven lejos, en la provincia y que no se diferencian mucho de sus antepasados hace 100 o incluso, 200 años. Hay espacio para mostrarnos lo irrelevante y tonto que es el moralismo humano a una escala cósmica y cuestionarnos ese absurdo antropocentrismo que tendremos que abandonar si queremos seguir adelante.

Hay espacio para mostrarnos los beneficios que trae el acercamiento de la ciencia a la gente del común y el rol que tienen dentro de la ciencia, algo en lo que se sigue trabajando todos los días pues es muy importante. Hay espacio para recordarnos que no podemos perder lo que tenemos de humanidad ni dejarnos de sorprender por las cosas simples y cotidianas que nos rodean ahora que las tenemos y las podemos disfrutar antes de que quizás, sea muy tarde.

Un libro lleno de contrastes, que cada tanto pone ante nosotros personajes o situaciones que exploran los extremos de las escenas que se presentan, que nos muestra el pasado de civilizaciones venidas a menos o el futuro de otras enajenadas de su esencia y dejadas a la deriva hasta que la entropía se acuerde de ellas. Con esta serie de cuentos, Liu nos pone dos espejos a cada lado de la tierra y nos permite mirar en una línea temporal imaginaria lo que fue y lo que puede ser de nosotros bajo ciertas circunstancias. En todas ellas, al menos a mí, me queda un sentimiento de nostalgia enorme y de vacío al contemplar el cielo estrellado.