Del color de la leche

Definitivamente este libro es de lo más extraño e inquietante cuando comienzas a leerlo. La narradora, una chica de quince años llamada Mary, es medio analfabeta, pero hace un intento por contar su historia, o por lo menos su versión de la misma. Los hechos narrados entonces son los que ella ha visto, por lo que a veces nos faltan datos, pero se entiende el punto de vista, ya que sino no sería verosímil. Mary escribe en el año 1831, y es hija de granjeros, por lo que su nivel de escritura es más bien pobre, aunque llamativo dada su condición en aquella época. Por eso resulta interesante su manera de escribir, sin mayúsculas al principio de cada frase, ni en los nombres propios. Pero Mary tiene una cualidad especial que hace que quieras leerla desde el principio, te engancha como un escritor sofisticado: todo lo que relata es totalmente creíble.

A medida que avanza el libro, van apareciendo diferentes personajes, y Mary nos los va presentando con mucha naturalidad. Su familia, granjeros que trabajan todo el día, y que, según ella misma asegura, no lo hacen de noche porque a su padre le conviene que descansen para que rindan más al día siguiente. En este entorno surge la duda continuamente de por qué Mary sabe escribir, aunque algo mal.

Es una novela corta, que recomiendo leer no solo por la originalidad a la hora de escribir de la autora, Nell Leyson, sino también por un final que te deja con la boca abierta.

El prólogo de esta edición de Valeria Luiselli también es digno de mención. de hecho, conviene leerlo antes, sin miedo a que desentrañe nada importante de la historia. Su lectura prepara al lector para lo que va a venir a continuación.