El monje

Esta lectura me gustó mucho, después que pasé de las primeras páginas, y leí sin parar, siempre quería saber que venía después, aunque eran predecibles los giros y el desenlace. Leí este libro como un exponente de la Novela gótica, tengo que decir que soy neófita en el tema “gótico”, intuitivamente siempre asocié el término con algo medio oscuro, melancólico y en el caso de la literatura, surreal y terrorífico. En ningún momento me sentí aterrorizada como esperaba frente a una novela “gótica”.
“El monje” no me pareció de terror por ninguna parte, ni siquiera tuve aprensiones al leerlo. El lenguaje es muy simple, algo así como las tragicomedias españolas de los siglos XVI y XVII. Buscando información realmente puedo ver algunos elementos góticos en esta novela; en primer lugar la intriga se desarrolla un monasterio, hay cierta atmósfera de misterio y suspenso, con un escenario sobrenatural, pasiones desenfrenadas y un marcado trasfondo erótico o sexual. En El monje el paradigmático tirano está representado por más de un personaje y en este caso no solamente una figura masculina.
Los encuentros y desencuentro de los amantes no son forzados y el aura mística que rodea a los personajes es fascinante, me encantó la historia de la monja sangrienta y como se resuelve el conflicto.
Todos los personajes son movidos por andas pasiones los ponen de cabeza, la falsa modestia, los celos, la superstición, la maldad, la envidia, todos ellos ingredientes de esta historia tan deliciosa.
Es evidente para el lector que fue escrita en otra época, por el lenguaje y las figuras literarias, pero la trama mantiene una vigencia asombrosa, esa es la magia de los libros clásicos, siempre uno puede encontrar paralelismos con nuestra realidad a través del tiempo. Otro de los méritos es que el autor contaba con apenas 18 años, en una época en que se maduraba de golpe.