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Reseña de Furyborn parte 1 y 2: Rielle y Eliana son dos chicas separadas por el tiempo pero unidas por una profecía: “llegará una Reina de la Sangre para destruir el mundo, y una Reina del Sol para reconstruirlo. No se sabe cuándo, no se sabe quién. Pero sucederá”. Los capítulos van alternando la narración de dos líneas de tiempo paralelas. En una seguimos a la adolescente Rielle, en camino de convertirse en Reina Solar para reino de Celdaria. 1000 años más tarde, que se dice pronto, Eliana sobrevive a duras penas como asesina del Imperio. Esto, unido a las primeras páginas en las que vemos como una Rielle adulta y declarada Reina Sangrienta entrega a su hija para salvarla del apocalipsis, es una buena estrategia que nos incita a seguir leyendo, ya que queremos saber, por un lado, cómo han llegado a esa situación, y por otro, qué es lo que une a dos chicas tan distintas y distantes en el tiempo. En algunos aspectos, la trama es un poco predecible. Tiene algunos puntos fuertes, pero pese a lo que pueda parecer en un principio y teniendo una estructura idónea para los giros, no se esfuerza mucho en mantener el misterio. Pasados algunos capítulos es fácil descifrar quién es Eliana y que la une a los acontecimientos ocurridos 1000 años atrás. Pero, terminada esta primera parte, aún quedan muchas piezas por encajar, y hay giros que sí han llegado a sorprenderme, sobre todo hacia el final. El sistema de magia es interesante y tiene unas reglas marcadas, algo que se explora casi exclusivamente durante los capítulos transcurridos en Celdaria, ya que en el tiempo actual parece que la magia y los ángeles no son más que leyendas. Puede que por eso haya terminado disfrutando más escuchando la parte de la historia que transcurre en el pasado. Además, Rielle es el personaje con el que más conecto y por el que más curiosidad siento. Todavía no sabemos cómo y por qué se convirtió en La Reina Sangrienta o incluso si llegó a serlo en realidad. Un buen arco de corrupción es siempre algo que celebrar, así que seguiré leyendo a ver si encuentro alguno... |
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