No sólo llueve en primavera

Guardamos los amores que no florecieron en una caja bajo el sauce del recuerdo, a la izquierda de la primavera. Y, de vez en cuando, encontramos cierto placer en pasear hasta ese rincón medio olvidado y agitar los versos, como si de una limpieza de verano se tratara. Se estiran los donjuanes, mientras hacen recuento de sus conquistas y miran con recelo a los romeos, que aún siguen dolidos, no tanto por el tiempo, sino por temerse superados. Algún fantasma se asusta de su propia sombra y un quijote enarbola su espada sobre una peña, amenazando como el bolero, con su eterno regresar. Todos son parte de lo que somos hoy. Cicatrices y heridas, cartas oceánicas y fotografías de fotomatón. Los días en los que jugamos a las cartas en el suelo del salón y terminamos uno sobre el otro, con nuestras risas llenándolo todo, todo de amor.

Tras el cristal, observando la tormenta, Eva Ledesma ordena a los amores que no fueron, esos que alborotan el espíritu ese día que nos dejamos envolver por la melancolía, en su poemario No solo llueve en primavera (2020), en el que, a lo largo de las cuatro estaciones, esos que ocuparon nuestro corazón hacen mucho ruido, nos recuerdan dónde latieron, cómo es su abismo, el tictac de todos sus relojes. Y nos deja con ganas de más. de más poesía. Y de más amor. Gracias @eva.ledesma_escritora.♥️
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