Hasta donde termina el mar

"Más profundo que el océano y más oscuro que el fondo oscuro. Hic sunt dracones".

Cuando leí la sinopsis de este libro, captó totalmente mi atención que entre sus protagonistas tuviera una Ofelia, ese personaje tan bien trazado por Shakespeare como la muchacha que todos señalan loca por un mal de amores, que vive en su mundo de cantos y flores, y que en su incomprensión, un día aparece ahogada; la trágica ninfa acuática, esa que nunca tuvo voz, y que nadie sabe si fue ella misma o alguien se encargó de su muerte. La libre interpretación que se le deja a este personaje, al igual que el de Perséfone, y su perfil psicológico me parecen trascendentales. Les tengo un especial cariño, por eso siempre que las descubro en alguna historia me siento atraída por esta. Las buenas críticas alrededor de Alaitz Leceaga y su buen hacer sobre realismo mágico se sumaron al empuje para adentrarme por primera vez en su escritura. La riqueza que demuestra su pluma a través de Hasta donde termina el mar me resulta descabellada. Misterio, thriller, historia, mitología y romance se funden para llevarnos hasta la costa vizcaína donde con un toque costumbrista nos acerca a las tradiciones, rituales y leyendas de esta zona marítima que nos sirve de escenario. 

La noche de verano de 1901 en la que el pueblo pesquero de Ea es arrasado por aquella famosa tormenta documentada en los periódicos de la época, aparece de entre las aguas una joven que ha perdido todos sus recuerdos y que extrañamente, guarda un parecido inexplicable con una chica que desapareció en la misma zona hace más de 20 años. Se despiertan las alarmas. Y es que el miedo no deja de crecer cuando Barba Azul se lleva a una nueva mujer. Nunca aparecen sus cuerpos, sólo una corona de lirios blancos danza hasta la orillas del mar cada vez que el acontecimiento tiene lugar. Con su presencia, las familias afectadas van a recuperar la esperanza de vida de todas ellas. Ofelia dice llamarse, y por alguna característica más, hay quienes piensan que en realidad es una sirena. Tararea una nana que no deja indiferente a Dylan y Ulises, los 2 muchachos que la encontraron en su intento por salvar a su abuelo del naufragio, el capitán y dueño de los prestigiosos Vapores Morgan. La historia se desarrolla a partir de aquí y se van a ir descubriendo todos los secretos ocultos, todos los conflictos. No es una historia de terror pero sí espeluznante, los vellos como escarpias. 

Contada por un narrador omnisciente, con capítulos de todo tipo de extensión, intercalando presente y pasado. Te abduce al inicio, la ambientación y el halo de intriga se sienten, te rodea (he encontrado cierto aire a Zafón, ese magnetismo y misticismo que tienen sus libros), increíbles las descripciones, ves el lugar; aunque a mitad del libro estas mismas se me hicieron demasiado repetitivas y para mi gusto dieron lentitud al ritmo, también falta de acción, hasta que llega un giro sobre otro, y el final cerrado totalmente, satisfactorio, se resuelve. El simbolismo de la literatura clásica está muy presente, no dejéis pasar la relación de los nombres con el mar, os pueden ir dando pistas de cómo van a proceder, cómo van a tejer sus caminos. Los susurros del mar, los ecos del bosque. Los personajes me han tenido engañada hasta el último momento, no he acertado para nada con el captor. Encuentro todo muy bien construido, es una monstruosidad. La lucha del espíritu libre contra aquellos que quieren mantener las aguas mansas, el patriarcado. Amantes del género, lo vais a disfrutar muchísimo.