La portada de esta novela me resultó inquietante y me imaginaba que respondería a lo que ofrecían sus páginas. No me equivoqué. Decir que me ha impactado es poco. Como lectora soy sugestionable e impresionable, y esta novela nos trae retazos muy crudos de la vida de Marko e Isabel. María escribe muy bien, no cabe duda, y se agradece que no se haya recreado en aderezos que podrían haber convertido dichos pasajes en escenas soeces y carentes de buen gusto. van al grano, sin florituras, y quizá por eso son más incisivas. Me daba miedo llegar al final porque, aunque imaginaba lo que sucedería, me preocupaba el cómo. Quizá cierta resolución me ha parecido corta, pero la autora ha mantenido el ritmo y la expectación, con ese antepenúltimo capítulo corto, necesario y que deja un sabor agridulce porque, quizá, hacía falta un poco más para que se hiciera justicia con Marko y, sobre todo, con Isabel. El último capítulo, con sus guiños y ese toque dulzón me ha gustado mucho, sosiega después de tanto vaivén y que tan necesario era para mi corazón de lectora. Por cierto, no es una novela romántica al uso, pero el amor es el principal motor de la historia. Mi enhorabuena a la autora.
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