Por suerte, a la cabra le encantaba cocinar. A cambio de la receta de la tía Rosita, le dió al lobo harina... y ¡TOING!
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Por suerte, a la cabra le encantaba cocinar. A cambio de la receta de la tía Rosita, le dió al lobo harina... y ¡TOING!
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—¡Eh, tú! Yo te conozco -chillo la niña- ¡Tú eres el lobo! Lobo suspiró. «Ya empezamos otra vez» |
—¡Es porque estás en el país de los cuentos! -le explicó la joven- Pero mira, mira qué ricas manzanas tengo para tu torta.
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Lobo agarró una cesta y salió de su casa. ¡Seguro que en el bosque encontraría a alguien que lo ayudará!
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?