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Célian es un arrogante que me ha mantenido durante toda la lectura con las hormonas revueltas. Que boquita tan soez tiene el muchacho, pero que buenos momentos me ha hecho pasar. Y Jude, que es todo lo contrario a él, me ha parecido un personaje increíble. Una chica que, a pesar de sus problemas, no se viene abajo. Es luchadora, y con un temperamento que consigue volver loco a Célian. Los dos personajes tienen ciertas “cargas” en sus vidas, en el caso de Célian, su familia, especialmente, su padre. A lo largo del libro, vemos como esa tensión entre ellos se va volviendo más profunda, y sus sentimientos se van exteriorizando más. En ocasiones, me ha sacado un poco de quicio la manera de Célian de tratar a Jude, como si fuera un simple juguete a su entera disposición, pero a lo largo de la historia, comprobamos como esa relación va cambiando, va afianzándose cuando los sentimientos van tomando el control. La trama es interesante, entretenida. Se disfruta muchísimo, y como he mencionado al principio, es adictiva. Tiene tensión sexual para dar y regalar, con escenas íntimas bien narradas, y para nada forzadas. No es un libro que destaque por ser original, o una trama única, pero para los que disfrutan con los clichés, como es mi caso, es un lectura recomendadísima. |
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