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Quinto libro de la saga de Sangre y cenizas, octavo si contamos las de la precuela que hay que leer antes de llegar a este. Pese a que sea el quinto libro y avance un poco la historia, lo cierto es que esta novela es una pausa que nos lleva de nuevo a la primera novela, pero esta vez desde la perspectiva de Casteel. Si no habéis leído las novelas anteriores, cuidado con esta reseña, pues contiene spoilers de las otras obras. ¿Qué vamos a encontrar en esta novela? La guerra contra Isbeth ha acabado, y Poppy se ha convertido en la Primigenia de la Vida y la Muerte. Sin embargo, entra en un periodo de estasis que tal vez la lleve a olvidar quién es ella en realidad, lo que la convertiría en la criatura más peligrosa que jamás ha existido. Durante este periodo de estasis y mientras tienen que prepararse para la verdadera guerra contra Kolis, Casteel se queda junto a Poppy para hablarle de cómo surgió su relación (es decir, de sangre y cenizas desde la perspectiva del protagonista masculino). Esta novela intercala momentos del presente, en el que los dioses están empezando a despertar y Poppy está completando su sacrificio, con momentos del pasado en los que obtenemos la información que nos faltaba, puesto que solo habíamos tenido el punto de vista de la Doncella. Sencilla de leer y con momentos que rememorar de la novela que dio inicio a esta saga, es más un libro nostálgico y que trata de unir cabos sueltos que un libro 5 que continúe la historia. Mensaje de la novela: Si lo que buscas es un mensaje oculto en esta novela, no lo vas a encontrar, pues al igual que las entregas anteriores, se trata de una obra entretenida y llena de acción que no busca transmitir al lector ningún tipo de moraleja más allá de la crítica al fanatismo exacerbado. Personajes: Los personajes están bastante bien construidos, y aquí podemos conocer un poco mejor a Casteel, Kieran y a los atlantianos de confianza de Cas, pues gracias a su perspectiva son más accesibles al lector. Casteel y Malik también empiezan a acercarse de nuevo el uno al otro, aunque aún tienen mucho que solucionar entre ellos para recuperar la relación que tenían (si es que en algún momento llegan a lograrlo). También vemos algo más de Millicent, aunque no lo suficiente, pues apenas aparece. Se trata de un personaje complejo que me gustaría que se explotase más en futuras novelas de la saga. Lo que más me ha gustado: Las partes del presente, en las que vamos avanzando poco a poco en la historia, especialmente el capítulo final. La nostalgia que la novela puede provocar en el lector al leer algunos capítulos que resultaron interesantes en la primera novela, pero en este caso desde otra perspectiva. Los puntos de humor y esa relación que va surgiendo entre Poppy y Casteel. La manera en que recibimos información que nos faltaba, atando algún cabo suelto que pudiese haber quedado. Ahora sabemos todo lo que ocurrió y nos podemos fijar en los pequeños detalles. Lo que menos me ha gustado: Lo poco que avanza la trama en realidad, pues los momentos del presente son escasos y no es hasta el capítulo final cuando de verdad pasa algo importante para lo que se viene a continuación. La escasa interacción que hay entre Ires, Poppy y Millicent, pues quiero ver más de ellos. Así como lo poco que se avanza con el secuestro de Jadis, pues se le da importancia al principio para relegarlo al olvido después. Conclusión: La lectura de esta novela sí me ha resultado entretenida y me ha enganchado mucho, pero creo que nos la han vendido como una novela 5, cuando le pegaría más ser un interludio, como un 4.5, antes de pasar de verdad a un avance importante de la historia. Sí que tengo ganas de saber lo que va a pasar a continuación, aunque aún no sabemos cuándo llegará a las librerías el esperado libro 6 |
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