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No tenía expectativas al leer este libro y no sabía si el mundo de las lenguas y el colonialismo iban a saber entrelazarse bien, o al menos que iban a dejar cosas sin desarrollar como suele pasar en muchos libros con potencial pero restringidos por el número que tiene que tener un libro autoconclusivo. Para mi grata sorpresa, este libro ha superado mis expectativas y me ha llevado por el camino de la amargura y de la agonía en el buen sentido. Mucha gente tiene opiniones extremas al respecto, es decir, que solo puede haber dos bandos una vez terminas la lectura: o bien lo amas o lo odias. Y si he dado 4 estrellas, el bando que he escogido es obvio. El motivo por el que no tiene 5 estrellas es por sus a veces datos innecesarios o un poco de relleno. al mismo tiempo se entiende el porqué. Está basado e inspirado en el Instituto de Traducción de Oxford, y gira en torno a 4 personas, dos chicos y dos chicas: Robin, Ramy, Victoire y Letty quienes son testigos en primera fila de los abusos y denigraciones que sufren en su estancia en Babel por ser considerados según el Imperior Británico de 1830 "una raza inferior que son como su país de origen: incivilizados y estúpidos". Muy bien construido y se ciñe a lo único de fantasía que lo caracteriza, el grabado en plata. Que combinen tan bien los idiomas más recónditos como el sánscrito y el urdu a los más conocidos como el francés, aleman y por supuesto, el inglés tiene que ser predominante y dominante en muchos aspectos de la obra; hace que empatices mucho con los protagonistas y te frustres con ciertos capítulos por la falta de empatía del Imperio Británico. Al principio puede atragantarse un poco, pero a medida que vas leyendo, vas aprendiendo palabras en varios idiomas, su etimología, su origen, sus convicciones, sus ideologías y no puedes dejar de leerlo. Literalmente acabo de terminarlo y me faltaban unas 280 páginas. Es un vicio. |
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