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La llorera que tuve ayer cuando acabé esta trilogía no fue normal. No solo por la pena de acabar una trilogía que me había hecho disfrutar tantísimo, sino porque el autor no se casa con ningún personaje. Si tiene que matar, mata. Y eso, aunque sea doloroso, lo hace más real. Estoy un poco cansado de esas historias donde se abre el infierno en la tierra y todo es super peligroso, pero cuando acaba la historia te das cuenta de que prácticamente se han salvado todos los buenos y muerto todos los malos. No me convencen los finales de color de rosa. Y afortunadamente este no lo es. No me gustaría decir nada de la trama, pues es una tercera parte, pero básicamente vamos asistir al nudo y el desenlace de la revolución. Los rebeldes llevan muchas décadas luchando contra el gobierno opresor del Gremio del loto, y por fin las fuerzas están igualadas. Aunque hay varios nuevos enemigos que nadie esperaba, y eso le añade un pro a la historia. Los personajes han sido una maravilla. Los he adorado u odiado a casi todos. Pero fuera un sentimiento malo o bueno, era resultado de lo bien creados que estaban. Las relaciones entre ellos eran creíbles e intensas. Te importaba como evolucionaran estas y que se salvaran de la batalla. Pocas veces he llorado con muertes de personajes o sufrido tanto viéndolos en peligro como con esta trilogía. Yukiko, Michi, Hana, Buruu, Yoshi, Jurou, Akihito... Todos se van a quedar conmigo mucho tiempo. Lo sé. Ahora sí, lo importante que saco de esta novela es la crítica al ser humano, a como usa todo a su alrededor como si le perteneciera, destruya lo que destruya a su paso. Como el ser humano está acabando con la naturaleza, como los bosques se reducen, los mares se contaminan, los animales se extinguen... Una realidad bastante más obvia en la época en la que vivimos. Aunque la historia también nos cuenta que está en nuestras manos cambiarlo, no dejarnos mecer por la masa y luchar para que lo que tenemos se mantenga. Me da pena acabarla porque dudo que vuelva a encontrar más historias con personajes japoneses, hablando de temas tan actuales, pero antiguos como el ser humano, tales como el odio al que es diferente, a otras razas, a otras sexualidades, a otras creencias... O hablando de la mitología japonesa de los dioses y los yokais. Y todo esto con esa mezcla tan atractiva que aporta el steampunk. Es difícil que vuelva a tomarme con algo parecido, pero bueno, siempre podré volver a releerla. Vaya maravilla de trilogía. La única pega es que solo sean tres y no diez. Necesito más de esta droga |
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