Capitanes intrépidos

Hay autores a los que, cual si fuese yo "pez de ciudad", pienso que "No debieras tratar de volver"; creadores que valoré mucho y de cuyas obras gocé en mi primera juventud... y que en su revisión me dejan frío, me resultan tediosas, con escaso interés.

El muy dotado y celebrado Kipling, oficioso cronista del imperio inglés, con su figura bigger than life y su muy interesante vida, es uno de ellos, a juzgar por la impresión que me causa, ahora, cincuenta años después, Capitanes intrépidos. de ningún modo pienso que mi perspectiva actual sea mejor, ¡voto a bríos!, sí más pobre, más resabiado.

La historia de iniciación y aprendizaje del "pobre (¿de veras? Ja, ja) niño rico" Harvey Cheyne tiene, en mi humilde opinión, mucho truco: un excesivo apresuramiento en el cambio inicial (como si fuésemos a defender el buen tortazo que se merecía el malcriado, que sin duda obra milagros), una hiperbólica situación familiar, un virtuosismo técnico en el pasaje ferroviario que te mueve mucho para dejarte donde estabas, una compilación de detalles costumbristas que añaden bien poco y... una desfavorable comparación del personaje de Manuel con respecto a la película de Víctor Fleming.

¿Qué más? Desde luego las escenas en el We're Here son fantásticas y muy elocuentes, los personajes interesantes y la historia, en general, optimista y muy bienintencionada.