Misery

El famoso escritor Paul Sheldon es rescatado de un accidente por su fan número uno Annie Wilkes quien lo lleva a su casa para... ¿que se recupere?
Son solo dos personajes y eso basta para construir una historia de casi 400 páginas que no vas a poder soltar. La visión del narrador es la Paul, que nos cuenta lo que vive detrás del dolor y de los efectos del Novril (los calmantes) lo que en muchos momentos hace que dudemos de la veracidad de su relato. Annie es un personaje redondo, muy bien construido, al que vamos descubriendo de a poco y que seguramente sea difícil de olvidar.
Se trata de una novela de terror, pero es un terror psicológico, lo que a mí me parece más perturbador. No hay fantasmas, visiones o seres sobrenaturales. Es que Annie puede ser cualquiera (mi vecina, tal vez) y eso lo lleva a ser más escalofriante.
Si bien hay tres momentos en los que se llega al clímax, la adrenalina es constante y desde la primera página. Esta capacidad de generar tensión y crear imágenes impactantes me parece sorprendente. Debo confesar que también me llevó a acelerar la lectura no solo para conocer el desenlace sino también para terminar con el sufrimiento.
Paul debe escribir para salvar su vida. Escribe para que no lo maten, pero también para no dejarse morir. Esto le permite al autor brindarnos reflexiones sobre la creatividad, las presiones internas y externas, en fin, todo lo que hace a su oficio. También nos encontramos con la ficción dentro de la ficción ya que podemos leer la nueva novela que se está escribiendo, lo que lo vuelve doblemente interesante.
En conclusión, me gustó mucho como escribe King, al menos en esta obra. Seguramente volveré a él con otro de sus textos más adelante, por ahora necesito descansar de su intensidad.
Al finalizar la lectura no pude resistirme a la película. Está muy bien, mantiene la esencia del libro pero es más superficial y menos profunda.