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Creo que una novela como esta Historia de Lisey solo se puede entender cuando nos olvidamos que King está detrás de ella. Cuando derribamos todo tipo de prejuicios que tengamos hacia el autor y abandonemos la idea de que sus historias están cargadas de todo tipo de horrores y situaciones macabras, de personajes atormentados, obsesionados con ideas que rompen toda coherencia con la realidad, con mundos llenos de peligro de los que te conviene alejarte, huir de ellos y esconderte, aunque siempre encuentres en ellos un pequeño escondrijo en el que te sientas cobijado. Porque todo eso aparece en esta y muchas otras novelas de Stephen King pero, si tan solo fuera eso, La historia de Lisey no sería tan especial para el autor como lo es para el lector que conecte con esta rareza. En esta obra el escritor nos invita a adentrarnos en la que posiblemente sea su historia más personal hablándonos de las emociones más básicas que puede experimentar el ser humano. El amor y todo lo que le rodea, la confianza, el compromiso, la complicidad, la comprensión, la empatía, el perdón…y el agradecimiento por haber tenido la suerte de experimentar todo ese tipo de sensaciones. Pero al mismo tiempo King nos invita a adentrarnos en el proceso creativo del que se valen las personas para poder plasmar un mundo interior muy, muy personal que, sin embargo, resulta cercano y reconocible. El autor quiere que los lectores miren a su interior y se pierdan en todos esos recuerdos que conforman la propia esencia de cada uno de ellos, que sean capaces de reconocer la belleza de cada una de las piezas mágicas de una vida plagada de momentos únicos y maravillosos, que asuman los caminos que le han llevado a ellos y que los contemplen con admiración y cariño pero que, al mismo tiempo, les recuerda los peligros que supone anclarse a ellos para siempre y olvidarse del presente, de la realidad, de lo que realmente tendría que importarles. Todo ese universo complejo en el que nos perdemos cuando repasamos los momentos más felices de nuestra vida, pueden llevarnos a la locura. Y mucha parte de esta obra habla de ese momento en el que el mal rollo nos atrapa de manera definitiva para desconectar la frágil línea que existe entre realidad y ficción. King desborda todo su mundo para que entendamos que, ni tan siquiera esta novela, tiene que aislarnos del mundo que nos rodea, que tenemos que ser conscientes de que, aun sintiendo el calor de los recuerdos, uno tiene que afrontar la fría realidad que continúa. Pero, sobre todo, esta novela es una de las más sinceras y acertadas recreaciones de lo que es el amor. Un sentimiento puro que existe entre dos personas que se asocian recreando un universo al que nadie podrá nunca analizar de manera racional. Ese torbellino de emociones en el que inventamos palabras, en el que encontramos una canción, un lugar, un tiempo en el que fuimos felices y que, con el tiempo, se convierte en recuerdo. King vierte en estos personajes toda la complejidad que envuelve a un sentimiento tan complejo como es el amor, incomprensible y confuso visto desde afuera pero tan añorado por aquellos que lo hemos experimentado. Tan solo por eso la novela merece toda la atención del mundo, pero no podemos olvidar que una novela de King no se quedará tan solo, que no es poco, en esta compleja relación existente entre Lisey y su marido Scott. El autor quiere también meternos como viene siendo habitual en sus historias el miedo en el cuerpo y, en esta ocasión, se vale de esta poderosa historia de amor para luego llevarnos a unos mundos mucho más oscuros que el lector tendrá que descubrir. Puesto que esos mundos maravillosos a los que nos podemos acercar con la imaginación pueden oscurecerse al llegar al ocaso. King nos adentra en una historia mucho más terrorífica a la que nos tiene acostumbrados, invitándonos a descubrirla poco a poco hasta que seamos nosotros mismos los que juzguemos los hechos que nos quiere narrar. Todo este complejo mundo lo narra de un modo que llevará a los lectores impacientes a abandonar la trama a las primeras de cambio, ya que no será hasta bien adentrada la historia donde aparezca momento en el que entendamos algo de esta delicia de King. Un salto de fe que pide a sus lectores para que entiendan que cada uno de sus personajes es tan frágil como lo son los recuerdos, los sueños, la imaginación, la obsesión y la cordura. Si tú eres uno de esos locos, la novela te fascinará como pocas. Pero tienes que tener cuidado y buscar tu propio ancla, no vaya a ser que nunca regreses de esos mundos tan llenos de pesadillas. |
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