En la hierba alta

Becky está embarazada y decide viajar a San Diego hasta que nazca su bebé, su hermano Cal, con quien mantiene una relación casi telepática decide ir con ella. Hacen una parada en el camino junto a un gran campo con la hierba muy alta donde escuchan la voz de un niño pidiendo ayuda y deciden ir en su búsqueda tomando caminos distintos

En todo este relato existe una atmosfera opresiva, de terror y angustia a flor de piel, cuanto más avanzas, la claustrofobia de no poder ver más allá de la espesura de la hierba, de no poder ubicarse en el espacio, de no saber hacia donde caminar, ese miedo a lo desconocido, de sentir a alguien cerca sin poder verlo, de escucharlo sin poder esclarecer de donde proviene el sonido y sin saber hacia dónde dirigirse, todo esto te atrapa hasta sentir que estás en el propio escenario

Todo esto en pocas páginas, condensado y sin perder tiempo, de lleno y con muy pocos personajes, diferente a lo que vienen siendo sus obras

De poco les vale la telepatía de la que hacen alarde, las ganas de ayudarse y querer socorrer a nadie, está claro que cuando la naturaleza se interpone no hay nada que hacer, el ser humano no es más que una brizna que el viento mueve a su antojo, le hemos quitado mucho, le debemos demasiado y al final, la propia naturaleza nos hace ver la insignificancia de lo que somos, la pequeñez del ser humano se palpa, y nos recuerda que todos seremos engullidos por el barro, la tierra, la espesura, un ciclo que siempre se repite... Así es como interpreto ésta la lectura 😉👌porque si algo tiene el autor es dejarnos las neuronas en funcionamiento