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En Orange is the new black, Piper Kerman nos narra con crudeza (aunque quizá no tanta como esperaba) su experiencia en una prisión federal de Estados Unidos. Desde las primeras páginas me chirria la condescendencia con la que la autora habla de su condena y de sí misma. Entiendo que cuando somos jóvenes cometemos locuras que con la madurez son impensables y que en la mayoría de los casos lo hacemos inconscientemente, por influjo de personas de nuestro círculo cercano que ejercen más influencia en nosotros de la que creemos, pero al final, son nuestros actos los que nos definen, los hayamos elegidos libremente o no, un poco o muy condicionados y, a mi parecer, Kerman ha quedado en una especie de limbo donde eres consciente de tus errores pero no terminas de aceptarlos, porque siempre hay alguien a quien culpar. Posiblemente esto se deba a su pertenencia a una familia de clase media alta, indudablemente las posibilidades de salir con más fuerza y poder resurgir de tus cenizas tras una estancia en prisión, en un lugar como Estados Unidos, son completamente opuestas para quien goza de una estabilidad económica y prestigio social que para quien no lo hace. Lo mismo ocurre con la percepción de la experiencia. Kerman denuncia los abusos que ve en la cárcel y lo duras que son las condenas y reinserciones, en un sistema en el cual, como ella dice en numerosas ocasiones, realmente no se prepara a las presas, no se las educa ni ayuda para salir del pozo que las arrastró a prisión. No obstante, su visión en algunos momentos peca de exceso de dulzura, no porque niegue lo que ocurre, sino porque ella es capaz de aceptarlo con el conocimiento de que saldrá de allí, no volverá a pisar una institución del tipo y no sufrirá penurias en su vida, por lo que su motivación difiere de la del resto de presas. En definitiva, es un libro necesario, aunque me hubiese gustado conocer más cómo funciona, cómo lo viven otros personajes que aparecen por las páginas pero en cuyas vidas no nos adentramos (algo normal en una biografía), especialmente porque considero que se ofrece una perspectiva velada, y sería interesante poder contar con más personas que se animaran a escribir su historia. Me ha sorprendido la forma de escribir de la autora, hace que te sumerjas en la historia y expone de forma clara, en ningún momento se hace pesada y tuvo que ser difícil poder plasmar sus reflexiones en un momento tan oscuro de su vida. Eso sí, para los que quieran leerlo tras ver la serie de Netflix, puede que os decepcione, la realidad difiere mucho de la ficción y también el modo de relato, ya que no nos adentramos en el resto de personajes que pueblan las páginas. |
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