Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra 1)

La protagonista de esta historia es Leah, una joven que no ha podido superar la trágica muerte de sus padres. Leah siempre había sido alegre, divertida y apasionada. le encantaba pintar y tenía un don para plasmar sus sentimientos en el lienzo. Axel, el mejor amigo de su hermano mayor, admiraba eso de ella: la confianza que tenía para compartir con el resto del mundo lo que pasaba por su cabeza, sin importar lo vulnerable que eso la hiciese. Ahora, Leah ya no pinta, ni ríe, ni quiere saber nada del mundo. Se aferra al blanco y negro, a una vida solitaria y silenciosa en la que los colores no tienen permiso para existir. Los colores le hacen recordar… y llegó un punto en que el dolor se hizo tan insoportable que Leah decidió que ya no podía ser la misma. Tenía que cambiar o no podría sobrevivir. Oliver, su hermano mayor, sabe que no puede dejar sola a Leah, así que le pide a su amigo Axel que la acoja durante un par de semanas al mes mientras él está fuera por motivos de trabajo. Lo que Oliver no sabe es que ha puesto a su hermana entre la espada y la pared, pues Leah está enamorada de Axel desde que era pequeña. Con su encanto y espontaneidad, Axel logró ocupar un lugar especial en su corazón. Él es divertido, demasiado sincero en ocasiones, y su único objetivo en la vida es disfrutar haciendo a un lado las preocupaciones innecesarias. Axel trata a Leah como su hemana pequeña, porque prácticamente se han criado juntos. ¿Será capaz de ver a la mujer en la que se ha convertido? Y lo más importante: ¿quiere Leah que su relación con Axel cambie?


Foto de @mioasisdepalabras
Como habréis podido notar, el argumento de esta novela no es nada novedoso. A lo largo de la historia, se han escrito infinidad de libros que giran en torno a la pérdida de un ser querido y que fusionan estos dos conceptos tan contradictorios y a la vez tan íntimamente relacionados: el dolor y el amor. Aun así, Todo lo que nunca fuimos tiene magia propia y cuenta con unos personajes tan reales que se te meten debajo de la piel. La historia es sencilla, pero está tan bien ejecutada que os aseguro que no podréis parar de leer. Confieso que yo devoré la novela en un solo día, aunque también es cierto que siento debilidad por los personajes rotos y perdidos, y Leah encaja perfectamente en esa categoría. Además, me ha sido muy fácil empatizar con ella, ya no sólo porque ambas usamos el arte como válvula de escape, sino porque recientemente he tenido la mala suerte de toparme con la muerte y sé que, una vez hace su visita, el mundo puede llegar a sentirse absurdo e hiriente por el simple hecho de seguir girando. Ha sido precioso ver cómo Leah vuelve a sonreír, al mismo tiempo que ella y Axel van acercándose, conociéndose de verdad y ayudándose el uno al otro. Se puede palpar la tensión que existe entre ellos y os aseguro que saltan chispas en más de una ocasión.

La autora nos transporta en Todo lo que nunca fuimos a las paradisíacas costas de Australia, una localización atípica que no podría haber sido más perfecta para esta inolvidable historia de amor. Alice Kellen nos deleita con una prosa impecable y rica en metáforas; nos arropa con una sensibilidad que acongoja y entre olas, noches estrelladas y canciones de los Beatles, nos descubre a Leah y Axel. No apruebo todas las decisiones que toman los personajes, especialmente en la recta final de la novela, pero me muero por leer el desenlace de esta bilogía. Espero que Todo lo que somos juntos esté a la altura, y que me enamore tanto o más que su primera parte.
Enlace: https://mioasisdepalabra.blo..