Hay algo muy cautivador en este libro, en la forma en como esta narrado, es una narración calmada, lenta si se quiere, pero esa lentitud que en otra novela sería un defecto, acá es una virtud. La autora nos introduce poco a poco en la vida de dos seres solitarios, que un día comienzan a encontrarse y a coincidir con el único propósito de ir mitigando su soledad. Acá no hay un amor arrebatado, ni una pasión fulminante, hay un amor que crece pausado y aceptando los defectos del otro. Un libro que demuestra que romántico no es sinónimo de cursi ni empalagoso. Disfrute mucho leerlo, porque la autora envuelve al lector con descripciones de lugares, de comidas, de aspectos cotidianos de la vida de los protagonistas y en la descripción de esa cotidianidad hay algo hermoso, casi poético. |