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En el siglo V a.C., Grecia vivía una de sus épocas más convulsas: la guerra del Peloponeso que dividió el país entre atenienses y espartanos y los seguidores de unos y otros. En paralelo, Atenas era la ciudad más importante donde florecían el comercio, las artes, la filosofía… Una ciudad que contaba con teatros, palacios, escuelas, etc. y en la que podías pasearte por sus calles y encontrarte personajes tan ilustres como Protágoras, Platón, Eurípides, Pericles, Sócrates… o Timandra. Timandra dice de sí misma, “yo era un elemento decorativo en el mundo de los hombres”, y es que Timandra era ‘hetera' (“hetaira” o compañera), mujeres de compañía cultas e instruidas cuya compañía era requerida por los altos cargos y personalidades de la antigua Grecia. Fue de su madre, Teodoti, de quien hereda la condición de hetera y de la que, desde su infancia, aprende todo lo necesario para alcanzar el prestigio que otorgaba esta posición. Y precisamente sería en su infancia cuando conoció al hombre al que dedicaría su vida: Alcibíades, político y militar ateniense de la época. Varias décadas después, cuando la guerra del Peloponeso puso fin a la prosperidad y brillo de Atenas, Timandra y Alcibíades se refugian en una cabaña de Frigia ante lo que parece una muerte segura. Fuera del pequeño refugio acechan los enemigos de Alcibíades y mientras éste duerme durante la noche, Timandra nos sumerge en sus pensamientos y las decisiones que durante su vida la han llevado a ese preciso momento. Así, #Kallifatides le da voz a #Timandra, quien en primera persona y a través de un estilo elegante y fluido hace un repaso de su vida en el que, desde mi punto de vista, todo gira en torno al personaje de Alcibíades. Según avanzaba en su historia, y tras su lectura, no puedo evitar pensar que la voz de Timandra es tan solo un instrumento y que, como ella misma sentenció de forma certera, “La Historia se olvidará de mí, pero a él lo recordará”. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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