 |
Un vestido para los malditos cuenta la historia de Emmaline, Emmy, una chica de pueblo; Shy, cuando decide seguir su pasión por la moda y se presenta al concurso anual para entrar a la Casa de la Moda, que se sitúa en la gran ciudad. A Madame Jolène no le hace gracia tener a una chica pobre en su Casa de la Moda, pero debido a una decisión del gobierno, debe aceptar. Sin embargo, que la acepte, no significa que se le vaya a poner las mismas condiciones que a las demás. Mientras están en plena competición por quedarse con el puesto en la Casa de la moda, Emmaline deberá convertirse en la cara pública de esa nueva norma que ha implementado el gobierno. Y en medio de ese caos, conocerá a Tristan, un joven periodista con muchas ansias por contar muchas cosas. Lo que más me ha gustado ha sido la ambientación de la novela. Si habéis leído La selección encontraréis un escenario muy similar, en pleno Londres victoriano. Además de que enseña uno de los problemas más comunes hoy en día, la diferencia descomunal de clases y cómo afectan. Los capítulos son cortos y muy adictivos. Sin duda, una vez empiezas a leer, no puedes parar. El final me ha gustado mucho, por todo lo que conlleva. Aunque sí que me habría gustado un epílogo o una escena un tiempo después. Esta historia, perfectamente, deja con ganas de saber más sobre ese mundo y, según dijo la autora, no descarta la idea de hacerlo en un futuro. En resumen, Un vestido para los malditos es una novela distópica con toques realistas. Con capítulos muy adictivos. Y con un final que deja con ganas de saber más sobre ese mundo. |
>
