Trazos

Tras tantas vidas aniquiladas, nadie tendrá ningún deseo de destruir. No habrá bandos, ni buenos ni malos. Sé que te cuesta entenderlo, los humanos necesitamos dos grupos: uno al que pertenecer y otro al que despreciar. Despójate de prejuicios dañinos, no juzgues al grupo, juzga al individuo.

No soy el príncipe de un cuento, no tengo rizos de oro, no recito maravillosos poemas, ni salvo a princesas en apuros. Soy un superviviente del tiempo, con más vicios que virtudes, solo recito poemas si me permite acostarme con princesas o sus criadas (en este sentido no soy nada clasista)

Yo apenas entiendo los engranajes con los que gira este gran reloj, pero giran, y lo único que puedo intentar es que las manecillas no me aplasten.

Una de las características más molestas de mi capacidad para trasladarme en el tiempo es que no tengo control sobre ello, por lo que en cualquier momento y circunstancia puedo abandonar mi vida actual y aparecer en una época aleatoria. ¿Es una ventaja? ¿Es una maldición? No lo sé, pero a mí no me gusta nada.

No soy una buena persona, tampoco pretendo serlo; la vida es demasiado enrevesada como para preocuparse por cuestiones morales. Solo me importa una cosa: mi bienestar