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Crítica de Yani


Yani
21 February 2020
Resulta imposible que saque este libro de mis favoritos. En esta relectura cambió mi perspectiva porque considero que en este siglo el mensaje “peligroso” de Werther (1774) no es sólo el que se deja en el final, sino también el que se encuentra en el desarrollo. Aquel desenlace que obligó al autor a agregar en ediciones posteriores un consejo para los lectores no me parece terrible. "Terrible" fue su repercusión en la vida real. Además, ya no importa tanto cuáles hayan sido las consecuencias de la lectura de este libro (en esta época hay otros libros que traen lo mismo, no este), a pesar de que marque el éxito que tuvo: lo relevante es el texto, lo palpable. Werther es una triste delicia, una historia bien escrita sobre un tema tan universal como el amor, sus alegrías y sus penas. El título ya le informa al lector que el joven protagonista sufrirá mucho, eso es cierto, pero también hay unos breves momentos de algarabía que no tienen desperdicio por el modo en que están expresados.

Werther es un hombre que, en el momento del inicio de la historia, se dedica a dibujar y es reacio a tomar un puesto que le estaban ofreciendo. Busca un lugar tranquilo para vivir porque desdeña mucho la ciudad y termina en Wahlheim (nombre ficticio), en donde conocerá a Charlotte (Lotte para los conocidos), la hija mayor de un administrador. Él se enamora de inmediato y ella… bueno, no como querría. Porque Lotte, lamentablemente para el protagonista, está comprometida con un hombre llamado Albert. Werther aparenta convivir con la idea de que Lotte no puede ser más que una amiga, pero pronto esto lo empieza a torturar y su ánimo se vuelve más oscuro, por decirlo de alguna forma.

Esta es una novela epistolar, compuesta por cartas y notas de un editor. El receptor de la correspondencia es un amigo de Werther, Wilhelm, cuya carta de respuesta no se inserta en el texto. Sin embargo, Werther nos deja saber cuáles son sus consejos, cuál podría haber sido su respuesta. Es muy interesante construir a ese personaje porque aparece por pedacitos y Goethe no nos presenta su voz. Pero lo importante es que las cartas desnudan el alma tormentosa de Werther y va mostrando cómo un carácter que ya de por sí tiende a la exaltación se va deformando hasta parecer que se volvió loco. Por amor, nada más ni nada menos. Llega un punto en el cual él necesita de ese receptor amigo que lea sus desgracias y el lector se vuelve casi un espía. Goethe lleva la historia con un ritmo y una escritura impecable, rebuscada pero no inteligible. Sólo me aburrió a medias en la lectura de los (¿falsos?) poemas de Ossian. Creo que estoy siendo injusta porque forma parte de una escena muy bonita del libro pero no pude disfrutarla por completo. di un traspié en la mitad.

Werther incluye muchas descripciones de la naturaleza y la reivindica porque se inscribe entre los precursores del Romanticismo (es un tema más largo de explicar, pero con lo que acabo de decir es suficiente para situarlo un poco). En variadas ocasiones el discurso de Werther girará en torno a lo que lo hacía feliz (unos robles, por ejemplo) para luego despotricar en contra de la vida citadina en donde se reúne la burguesía, desplegando sus mañas de clase. Con esto deja su visión de la época (que coincidía en parte con la de Goethe) y se aparta un poco de la pena. Hay unas cuantas reflexiones o escenas que involucran la literatura (Werther lee a Homero) que son dignas de coleccionar. Cuando el héroe regresa a su dolor, también sigue pegado a la Naturaleza: lo que siente por Lotte es totalmente irracional, nace de las entrañas y se expresa con un dramatismo que ahora sonaría ridículo.

Enlazando lo anterior con los personajes, Lotte intenta frenar y encauzar al protagonista, ya que su carácter es bueno y censurador. Y aun así, falla estrepitosamente. Congenié bastante con este personaje femenino y me resultó agradable. Podría haber sido eclipsada por un héroe tan fuerte y elocuente como Werther pero el autor le dio su espacio para desarrollarse. Werther, por otra parte, no tiene retorno porque es un personaje que sigue los caminos imposibles, necesita aferrarse a sus ideales, mientras los demás están dispuestos a renunciar a ellos. Personalmente, le tuve que dar la razón en muchas cosas pero en otras le solté la mano, sobre todo cuando intenta defender lo indefendible desde una mirada egoísta. El caso es que su determinación y la incapacidad de hallar una salida más “amable” para sus problemas en un punto en donde ya está consumido por el dolor hacen que este joven precipite un final híper analizado y comentado en la comunidad crítica y/o lectora.
Me encantó este libro y por razones de tranquilidad lo pude apreciar más que la primera vez que lo leí. Roland Barthes hace un muy buen análisis de uno de los aspectos del libro en Fragmentos de un discurso amoroso , el cual recomiendo sin dudar (después de leer Werther, claro). He leído que Goethe, en su época, no estuvo de acuerdo con todas las lecturas que se hicieron del libro (con el trasfondo real que tiene, encuentro difícil que lo estuviera). Entiendo que tal vez el contenido del mismo haya tapado otras cuestiones que a él le interesaban más, pero creo que puede quedarse tranquilo. Vale la pena intentar leerlo porque es un gran libro de la literatura alemana y de esos que cada vez que se abren, dicen algo nuevo.
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