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¡¡Ho, ho, ho!! Bienvenidos a Christmasland, el mágico lugar donde todos los días es Navidad. Más de uno habrá pensado ¡¡genial, adoro la navidad!!. Posiblemente pocos sabían que la invitación la envía el primogénito de King... ¿a que no suena tan bien? Tal vez con mi introducción he espantado a los grinch que estaban leyendo, con suerte conocían a Nosferatu, no necesariamente este libro, sino el alemán ¿no sabéis de quien hablo? Comed estas galletas de jengibre, seguro que os refrescan la memoria ¿o mejor no? A los que seguís aquí a pesar mis rodeos, os voy a contar algo sobre el libro, que a eso había venido si mal no recuerdo... Un señor que se lleva a niños en su coche y una niña que encuentra cosas que se han perdido. El resumen no dice más y por eso lo adoro, porque te comes todos y cada uno de los sustos y no los ves venir. Además la angustia que crea el libro llega a ser tan real que crees que eres tú quien trata de escapar. Los personajes son de 10 y lo mejor es que no son buenos o malos; porque hasta el bueno más bueno tiene un lado oscuro y el malo más malo lo tiene tierno (ínfimo, pero lo tiene y además me hizo soltar un par de buenas carcajadas) No trata de lo que crees, sino que es más. No es solo un libro sobre un tipo muy malo que se lleva a niños, aborda de la pérdida de la inocencia y como nos vemos obligados a madurar aunque no estemos preparados. Porque Joe Hill es mucho más que el hijo de Stephen King, aunque haya alguna referencia a libros de su padre. Y a mí el final sí me ha gustado, es de los que me gustan, siempre que no seas un niño malo... aunque admito que comparado con el resto es un poco descafeinado🤫 Pues eso, bastones de caramelo y helado de turrón para todos que dentro de poco es Navidad. Podéis meteros en ambiente leyendo esta maravilla que Halloween llegará antes 😝 |
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