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Madre mía. Cómo hablar de este libro. La primera mitad me ha destrozado. No sé cuántos pasajes he podido subrayar con un nudo enorme en el estómago. Con todos los sentimientos removidos y los recuerdos agitados. La segunda mitad ha sido extraña, porque me ha llenado de esperanza. ¿Esperanza en relación a qué? Todavía no lo sé. Lo que sí sé es que esta novela es tan generacional que es imposible no sentirse concernido. Una de las mejores lecturas del año, si no la mejor.
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