(…) Cuando un hombre ve algo que jamás se había dado cuenta que quería, lo sabe al instante. Lo que pasa es que no siempre sabe cómo obtenerlo.
|
(…) Cuando un hombre ve algo que jamás se había dado cuenta que quería, lo sabe al instante. Lo que pasa es que no siempre sabe cómo obtenerlo.
|
—Te quiero, sí, y quiero estar contigo todas las horas del día, todos los días de mi vida. No puedo imaginar un futuro sin ti. La idea de regresar solo a mi casa vacía es una pesadilla insoportable; preferiría antes vagar por el mundo entero pegado a tus talones que estar sin ti. Dime, ¿es eso amor?
|
—Eres la primera mujer que me acusa de tener conciencia.
|
—Para tratarse de un hombre que no cree en el amor, sueles decir cosas bastante románticas.
|
—Necesitaría toda una vida para sentirme saciado de ti, de todo lo que deseo de ti.
|
—Los hombres se casan por los mismos motivos que las mujeres: porque se enamoran.
|
(…) Te deseo. Te deseaba hace una semana, y te sigo deseando. ¿No es ese el motivo por el que los hombres se casan?
|
—No necesito seducir a una mujer para acostarme con ella, querida. Normalmente se meten solas en mi cama, por voluntad propia. (…)
|
—El señor Pinter está expresando su opinión sobre mí sin ningún tipo de tapujos. Soy un canalla y un mujeriego, no soy de fiar, y lo que es peor: es posible que incluso haya matado a mis propios padres.
|
¿Con qué frase empieza esta novela?