Maravilloso error

La verdad que cuando empecé a leer este libro sabía que no me iba a decepcionar, y lo mejor de todo es que ¡Fue verdad! ¡No lo hizo!
Maravilloso Error está narrado en primera persona desde la perspectiva de Cami, una chica que se las arregla muy bien para mantener el trabajo y sus estudios al día, y que siempre ha salido adelante por su cuenta desde que era una niña. Es la menor de 5 hermanos, siendo la única hija mujer de su familia.
Este libro cuenta sobre la historia con su familia, sus amigos, su novio que vive en otra ciudad, su trabajo y, sobre todo, de la relación que llega a tener con Trenton Maddox.
El lazo entre ellos comienza cuando Trent llega al bar The Red Door junto con su hermano, Travis, y se sientan en la mesa donde se encontraba nuestra protagonista junto con su mejor amiga y compañera de piso, Raegan. A partir de este encuentro, Cami y Trenton comenzaron a frecuentar verse más seguido estableciendo un pequeño vinculo que terminó en amistad. Sabiendo a cuentas de que los hermanos Maddox tenían una cierta reputación y que Cami estaba de novia con un chico que no veía casi nunca, eso no impidió que la historia de nuestros dos protagonistas tomara un giro rotundo.
Se me hizo una lectura tan rápida que lo terminé en unas horas y fue muy llevadero. La idea de poder contar una de las historias de los hermanos de Travis fue genial, amé la trilogía de Maravilloso Desastre, y Maravilloso Error siguió con ese toque especial que tiene esta saga para dejarte con ganas de más
Lo que más gustó del libro, es que mientras Abby y Travis vivían su propia historia en Maravilloso Desastre, Cami y Treton vivían la suya al mismo tiempo en Maravilloso Error, ambos libros estuvieron conectados el uno del otro, relacionando algunas situaciones entre ambos y viviendo la historia de esta hermosa saga desde otra perspectiva, sin restarle esa magia que la hace tan única

Y como ultimo toque, tengo que destacar el final, fue algo que en verdad no esperaba y me hizo enloquecer, me tomó muy desprevenida y aun sigo sin poder creérmelo