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Nos encontramos con que la guerra ha estallado y eso supone un cambio drástico en la vida de los personajes que habíamos conocido en el primer libro. Los varones jóvenes deben abandonar sus casas para ir a la guerra. Esto hace que las mujeres adquieran un papel protagonista, ya que han de hacer frente a todo solas y tomar las riendas para que todo siga funcionando. Este empoderamiento femenino es especialmente notable en Marie, gracias a la cual la fábrica de telas pudo seguir en funcionamiento y siendo el sustento de la familia Melzer y de las familias de las trabajadoras. A pesar de las malas noticias que reciben del frente, ella nunca decae y se mantiene fuerte, con la esperanza de reencontrarse con su marido. Debido a la escasez que genera la guerra, las diferencias entre las distintas clases son aún más patentes. Esta atmósfera hace que surjan conflictos y revueltas de los trabajadores que desean mejores condiciones laborales. La mansión de los Melzer ha sufrido un cambio drástico, convirtiéndose en un hospital de campaña donde se prestan cuidados a los soldados heridos en combate. Podremos conocer la historia de diferentes militares y lo que les depara el futuro inmediato. También veremos como los miembros de la familia y del servicio se adaptan a esta nueva situación y cómo colaboran. Descubriremos muchos más detalles de cómo son los personajes que nos fueron presentados en el primer libro. Una de las que más me ha sorprendido ha sido Hannah, a la que conocimos como niña y ahora la veremos como mujer. Aunque la trama en sí me parece más rica que la de la primera novela, ha habido momentos en los que se me ha hecho algo pesada y lenta, dificultándome el mantener la concentración en la historia. |
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