Nunca me abandones

Este autor, premio Nobel de Literatura en 2017, escribe directamente en inglés. Y casi todos sus libros están escritos a la primera persona.
Este libro fue el objeto de un film en 2010, dirigido por Mark Romanek.

La novela es una distopía que escenifica un progreso médico importante de los años 1990 (el clonaje humano) situándolo en una realidad pedestre muy detallista : el diario vivir en un internado inglés en los años 1990.
La narración a la primera persona la lleva Kathy H. o Kath, una joven de 31 años que fue acompañante durante 13 años, efectuando el ciclo completo en la Institución.

Kathy nos hablará de Tommy D. y de Ruth, sus mejores amigos, amistades con altos y bajos más los pequeños dramas cotidianos.
Hay mucha resiliencia en los jóvenes, nunca se quejan, nunca se rebelan, aceptan masivamente su destino a pesar de un permanente cuestionamiento.

Para mi esta lectura resultó pesada, demasiado lenta, tenía ganas de abandonar a pesar de la buena escritura del Nobel. Creo que tardé unas 135 páginas antes de entender con claridad esta historia de guardianes, acompañantes y donadores.

El detalle de la vida diaria de la Institución de Hailsham está muy bien lograda, aunque es una vida carente de afección y de referencias familiares hacia un pasado. Los jóvenes que llegan a una edad tierna (7 años) pasan los días a epilogar sin fin entre dos sesiones pedagógicas.
Los años pasan y los jóvenes adultos siguen discutiendo sin fin, sobre los mismos temas que se repiten y cansan al lector.

Hacia el final del libro, cuando el autor habrá levantado el velo sobre algunos secretos, esta digresión colectiva de los alumnos provoca nuestra empatía y sentimiento de piedad, al mismo tiempo que el lector se cuestiona sobre ética.

Una lectura pesada, envolvente por momentos, con una sensación de estar envuelta en una tela de araña contra la cual yo luchaba por zafarme.
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