El orgullo del dragón

Tramas paralelas
Dos mundos diferentes, dos maneras diferentes de ver el mundo, pero lo que une a nuestros protagonistas de hoy es un profundo sentimiento de querer cambiarlos.
En Viria, los hombres blancos gobiernan un mundo jerarquizado, profundamente religioso; en Gineyka, las mujeres negras hacen lo propio con un mundo completamente industrializado. Mientras tanto, Via Lavalle recorre las calles de Viria buscando piezas para sus ingenios mecánicos cuando tropieza con Neith, un pobre chico que sobrevive como puede. En la otra parte del mundo, Saroi Burgoa sueña con ser poeta, pero su destino es contraer matrimonio para concebir hijos; destino que está negado a Eider Haizea, ya que su ceguera le pide ser un varón apto.
Y lo más grandioso de la novela es que todos los personajes son clave en la acción, así que a estos protagonistas masculinos uniremos unas mujeres que en uno y otro lado del mundo se empoderan para ser libres y ayudar a quien no lo es. Con todo este conjunto, como no podía ser de otra manera, nos enfrentamos a una novela que nos engancha desde el primer minuto, no solo por lo diferente y lo común al mundo en el que vivimos, sino porque como lectores estamos en ambas partes del mundo, la comprensión y la identificación son casi automáticas.
Por un lado, tendremos la historia en Viria, en ella encontraremos sobre todo la lucha por poder relacionarnos con quienes queramos. Su trama es muy dinámica, ya que escenarios y acciones se suceden de manera frecuente. Por otro, en Gineyka, nos encontramos una trama un poco más estática, ya que la clave será la lucha por la posición en la sociedad, es decir, para ambas quiénes somos y qué se espera de nosotros.
Inteligencia crítica
En ambas la reivindicación es política, pero atacan a diferentes aspectos que se van desarrollando en esta novela de ciencia ficción steampunk. Lo genial, a parte de la reivindicación, es la manera de exponerla que han tenido las autoras. Lo normal es que la víctima de la desigualdad sea la voz que se utilice en la novela para desarrollarla, sin embargo, aquí no solo están ellas, sino que están ellos siendo tratados como ellas, ellas tratando como ellos, ellos y ellas despreciando a los seres humanos y, desde luego, tratándolos como tal. Vaya sí, esas cosas existen.
Además, las reflexiones se extienden más allá del problema del género, aunque sin duda es el tema clave de la novela, ya que además encontramos también el problema de clases y de racismo. En este sentido me ha gustado lo bien fundamentados que están los mundos, ya que se las asociaciones en estos aspectos al matriarcado y al patriarcado no nos son ajenos. Es decir, que, aunque estamos en una ficción y un mundo creado, las coordenadas de coincidencia con la realidad son muy interesantes.
La hormiga no mueve el mundo
Como estáis pudiendo deducir, la obra me ha gustado bastante por todo lo que os estoy contando, pero es que, además, creo que introduce una innovación, o al menos no he leído nada así antes, que ya le faltaba a este tipo de relatos.
Normalmente, en una obra de carácter político, siempre se nos vende el mensaje de «Hasta el más pequeño puede cambiar el curso del futuro». En esta novela es increíble cómo a pesar de que la narración tiene a personajes individuales de cada facción como hilo conductor, no es por ellos por los que se lanza la trama política. Siempre da la sensación en algunas novelas de que una guerra o un conflicto empiezan porque nuestros protagonistas se han movido y que de no haberlo hecho no hubiera pasado nada. Aquí no sucede, las autoras nos dejan muy claro que ellos son perjudicados accidentales de los movimientos políticos, aunque incluso estén relacionados con la política de manera más o menos activa. Es genial el ver que no son el centro del mundo, sino un elemento más que sufre y con el que nos podemos identificar, tan insignificantes como nosotros y a la vez tan importantes porque conseguimos conocerlos.
El cuidado del engranaje
Y a toda esta configuración magnífica de un mundo que está narrado de manera magistral tenemos que añadir unos personajes y un estilo que, aunque solo sea por el cuidado que han dedicado las autoras, nos engancharán.
En primer lugar, la edición es una pasada, que es gracias a la editorial, desde luego, pero es que a eso añadimos la adición de ilustraciones super curradas y la elaboración de un calendario propio que nos deja ver la diferenciación entre ambos mundos. Algo que parece que no aporta, pero que para la ambientación hace mil maravillas.
Después, como os decía, tenemos a los personajes. No penséis que nos encontraremos a personajes débiles o volubles, para nada, los que encontramos son personajes que de una u otra manera y dentro de sus posibilidades, luchan por su lugar en el mundo, siempre siguiendo sus valores. La caracterización en este sentido es brutal, porque en el momento que uno de ellos tiene que negarse a sí mismo, el lector sufre del mismo modo que ellos y sigue leyendo para buscar un atisbo de esperanza.
Más
En definitiva, y como habéis visto, para mí ha sido un gran descubrimiento por leer por primera vez a las autoras y por descubrir este mundo y personajes que dan tanto. La obra eso sí no termina para que nos quedemos tranquilos y desde ella saltaremos corriendo a su segunda parte, porque queremos conocer la historia, pero en sí porque queremos creer…
A esto añadimos lo que ya hemos mencionado, unos temas muy interesantes, muy bien planteados y con un estilo cuidado, ágil y directo. Una novelas de esas del «y si» que nos tendrá pegados a sus páginas. Espero que os animéis con ella de verdad, la recomiendo mil.

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