Alma y los siete monstruos

Lo primero que tengo que decir es que el diseño editorial del libro es bellísimo. Según los créditos, es obra de Noa Galán, un nombre para apuntarse.

Cuando se trata de un libro de ficción, siempre prefiero leer en digital, pero este libro es digno de leer y tener en papel.

El estilo narrativo es muy hermoso y tiene cierto aire de cuento. Es cortito, se puede leer de una sentada, pero apetece pararse un poco o hacer una segunda lectura más reflexiva.

Desde el principio las autoras nos dejan claro su objetivo; esto va de conocer a los monstruos para poder enfrentarse a ellos.

Y es que a los monstruos no les gusta que se hable de ellos porque eso puede exterminarlos, pero eso es justo lo que han venido a hacer las autoras, hablar de ellos.

A lo largo del libro van apareciendo una serie de monstruos que son una metáfora de los distintos estados por los que pasa alguien que cae en una depresión. Resulta muy gráfico y eficaz.

Uno es la ansiedad, el miedo, ese voz constante en tu cerebro que se convierte en ruido.

Dos es agotamiento y pesadez, y hace que solo quieras dormir.

Tres es el insomnio, no te deja descansar.

Cuatro te mantiene haciendo cosas pero te distrae de lo importante, así que te vuelve poco productiva.

Cinco hace que prefieras estar sola.

Seis es el llanto, a menudo sin motivo.

Y Siete es la ira.

Pero la protagonista de esta historia no está sola, aunque lo crea y conoce a una cazadora de monstruos que le enseña a luchar. Me ha gustado que se plantee que la terapia y la medicación no se deben rechazar, ya que son armas que están para ayudarnos.

Aunque el libro deja claro que los monstruos se pueden vencer, también insiste en que habrá casos en que no, que nunca desaparezcan, pero no es un fracaso. Habrá días buenos y días malos y no pasa nada, forma parte del proceso.

Creo firmemente que este libro debería ser de lectura obligada en todos los colegios. Con un buen debate entre alumnos después.

Todos hemos pasado o pasaremos a lo largo de nuestras vidas por una depresión, y si no, seguro que conocemos a alguien que sí, por eso es importante darle visibilidad.

Yo misma conocí a esos monstruos cuando era adolescente. No se lo dije a nadie y luché sola. Fue difícil. Este libro hubiera sido una buena herramienta. Ojalá lo hubiera tenido.

En resumen, un libro imprescindible, para leer, releer y regalar. Con un hermoso mensaje final: «Vas a estar bien».