La mujer de la falda violeta

¿Nunca os habéis fijado en esas personas peculiares de nuestros barrios de las que no sabemos prácticamente nada, pero que somos capaces de reconocer bien sea por un sombrero, un bastón o algo muy característico? Pues en esta novela nos toparemos con una mujer de la que nadie sabe nada (o casi nadie), pero que crea mucha expectación e intriga, y es conocida por llevar siempre una falda violeta.

En la contraportada la califican como una novela sobre el poder de la (in)diferencia, pero yo creo que la historia gira en torno a otro tema mucho mas profundo. Es una historia sobre una obsesión: la obsesión de encajar en una sociedad cambiante, despiadada y cruel, una sociedad que nos juzga por todo, y que mucha veces, decide por nosotros.

La historia cuenta con dos protagonistas, ‘la mujer de la falda violeta', admirada por todos en el barrio, hasta el nivel de tener un propio banco en el parque reservado para ella, y la narradora de la historia, una mujer que pasa desapercibida, acaba obsesionándose con ‘la mujer de la falda violeta' y que desearía ser conocida como ‘la mujer de la rebeca amarilla'.

La historia está cargada de simbolismos, metáforas y crítica social, sobre todo en el ámbito laboral de la cultura japonesa. La autora narra con mucha maestría, fluidez y una prosa exquisita, y como suele pasar en la literatura japonesa, lo interesante está en lo que no se cuenta, en lo que está entre lineas, esperando a que el lector lo descubra y le dé su propia interpretación.

He leído la novela como si fuera una gran metáfora a las vidas anónimas y a la soledad. Dos historias entrelazadas muy sutilmente. Dos personas muy distintas y a la par muy similares. Una novela sobre dos historias, pero contadas por una sola voz.