Cuando salió publicada esta obra, la sociedad de la época sintió amenazado el ideal del matrimonio como símbolo de amor, respeto y estabilidad. Ibsen escribió un drama que rompía todos los esquemas sobre el papel de la mujer en el matrimonio y mostraba aspectos totalmente ocultos, que ponían en tela de juicio los valores tradicionales, basados en la religión y los convencionalismos sociales, dejando entrever el nivel de hipocresía en el que vivían. Ibsen no sólo puso en la cuerda floja el matrimonio como institución, sino que además mostró a la protagonista como una mujer rebelde, con ansias de libertad, que a través de su crecimiento personal conseguiría apartarse de su rol de esposa y madre en un alegato de empoderamiento que da a esa obra una visión crítica y feminista del papel de la mujer en la sociedad del siglo XIX. Un papel basado en la imposibilidad que la mujer pudiera llegar a realizarse personalmente ni a tener opinión propia, sino solo a través de su deber como madre y esposa. La obra transcurre en el interior de una casa de una familia burguesa típica durante la época navideña. Una familia aparentemente modélica que poco a poco va dejando entrever sus grietas. Un ideal de familia basado en el engaño, la mentira y la hipocresía. Un matrimonio que se sustenta entre comportamientos infantiles y caprichosos, ambición y superficialidad por parte de un marido vanidoso, cegado por las apariencias y una mujer entregada. Hasta que un secreto se destapa y todo se desmorona, llevándonos a un sorprendente final impensable para la época. Un clásico del teatro imprescindible que no os dejará indiferentes. |