Casa de muñecas - Hedda Gabler

“CASA de MUÑECAS”: Una obra de teatro breve con una historia que te mantiene expectante y un final perfecto en un mundo imperfecto.

El dramaturgo noruego Henrik Ibsen creó esta pieza en 1880, a finales de un siglo marcado por grandes cambios tanto desde el punto de vista político, como científico, laboral y social. En ella, el autor muestra su preocupación por el papel desempañado por la mujer en una sociedad hipócrita, impregnada por una profunda e injusta desigualdad. Porque lo que importa es la “libertad plena de una parte y de otra” y no siempre es la sociedad la que tiene razón.

Ibsen destacó en su lucha por la independencia y la libertad de su país mediante la puesta en valor de la cultura. Asimismo, se centró en la defensa de dichos ideales desde el punto de vista individual, prestando especial atención al universo femenino.

“Casa de muñecas” es una obra que destila sensibilidad e incluso cierta ternura en cuanto al trato que Ibsen otorga a algunos de sus personajes. Es una lectura que atrapa desde las primeras líneas gracias a la fluidez de los diálogos y el desarrollo de las distintas escenas. Pero si hay un aspecto que se erige sobre los demás, es la complejidad de Nora, la protagonista.

Nora es una mujer que, en un primer momento, aparece embebida por su entorno y condicionada por los hombres de su vida: un padre posteriormente sustituido por un marido. Sin embargo, a medida que se desencadenan los acontecimientos, se producirá una evolución en el personaje de Nora, o mejor dicho, el renacer de un instinto que permanecía cerrado bajo llave en lo más profundo de su ser. Nora tendrá que enfrentarse a la máxima “Ante todo, eres esposa y madre”. ¿Comprenderá que, ante todo, es un ser humano y no “una muñequita con la que jugar?” Os animo mucho a leer este drama para descubrirlo.

Otros temas tratados son el amor y su relación con el estatus social, los intereses creados en el seno del matrimonio, la idealización de la maternidad o la función del trabajo como refugio y sentimiento de integración social y desarrollo personal. Por otra parte, me gustaría hacer una mención especial a la relevancia de la soledad como estado necesario para encontrarse a uno mismo y conseguir la felicidad desde la autonomía y emancipación.

Por último, me gustaría referirme al trasfondo que se vislumbra en relación a Torvaldo, el marido de Nora. Un hombre acuciado por la vanidad y el amor propio. Un compañero de viaje cegado por las apariencias y su falsa concepción de la moral. ¿Quién querría andar el camino de la vida con alguien así?