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Crítica de MisLecturas


MisLecturas
18 March 2023
Ibon Martín ha conseguido a pulso hacerse un hueco en el panorama nacional con sus novelas de suspense ambientadas en Euskadi. Hoy os traigo mis impresiones sobre El ladrón de rostros, la tercera entrega de una serie protagonizada por la suboficial Ane Cestero y sus compañeros de la Unidad de Homicidios de Impacto. Un thriller policíaco de trama trepidante y una ambientación muy lograda que invita a perderse por unos parajes montañosos, un mundo de pastores y frailes, de mitos y leyendas, buscando a un asesino de crueldad extrema que comete sus crímenes con una escenografía inquietante.
El cadáver de una mujer ha aparecido eviscerado en una cueva de Sandaili a la que se le atribuyen propiedades milagrosas. La puesta en escena parece recrear la obra escultórica que Oteiza esculpió para la fachada del santuario de Arantzazu, un grupo de doce apóstoles. El pequeño municipio de Oñati está en estado de shock. El miedo y la sensación de indefensión es palpable y se entremezclan con la indignación por el confinamiento perimetral debido a la alta incidencia de coronavirus. Será el equipo de la UHI quien se haga cargo de un caso que se complica por momentos…
Esta es la original y perturbadora premisa de la nueva novela de Ibon Martín, que ha sabido crear la atmósfera sombría, ideal para una historia de este tipo, en la que además se incluye el COVID. El día a día con las mascarillas, siguiendo las medidas decretadas por las autoridades sanitarias, con los efectos y restricciones que ha tenido en nuestras vidas, formando parte de la historia y dándole un tono muy realista. También incluye la voz en primera persona del asesino, un tipo inteligente y sumamente esquivo. Utiliza este interesante recurso para mostrar al lector sus pensamientos y cómo se ha convertido en lo que es.
El autor ha sabido sacarle todo el jugo a los distintos escenarios de la geografía vasca donde transcurren los acontecimientos. La acción se desarrolla en un entorno montañoso y aislado, de parajes opresivos y espesos bosques. Consigue que el lector se traslade, sin apenas esfuerzo y con las descripciones precisas, hasta el pequeño municipio de Oñati donde destaca, como faro en mitad de la noche, el santuario de Arantzazu, situado entre macizos rocosos, bordas y senderos, caseríos y pastos para el ganado, con un embalse de negras aguas y la ruinosa casa de la serora. Un lugar de inusitada belleza y difícil acceso donde convergen las leyendas y tradiciones ancestrales con las terapias modernas. Parajes con mucho peso en la historia y que marcarán el carácter de sus habitantes, Todo bajo una persistente lluvia que traspasa las páginas del libro y te cala hasta los huesos.
La narrativa nítida y afilada del autor se combina con una cadencia intensa, que no da tregua al lector, y su habilidad para que la tensión narrativa y el suspense no decaigan en ningún momento, sorprendiendo con una serie de giros inesperados. Todo ello de la mano de un narrador omnisciente y a golpe de capítulos de corta extensión que van a dar fluidez a la lectura. En cuanto a sus personajes, Ibon los ha dotado de matices y son tan creíbles y reales que dan pie a poder empatizar con ellos. Aitor y Madrazo permanecen en un segundo plano, adquiriendo mayor protagonismo los femeninos de Ane y Julia. En especial esta última, una mujer que mantiene una relación de amor con el mar Cantábrico.
Sintetizando: El ladrón de rostros es un thriller policíaco de adictiva lectura y marcada cadencia, en cuya trama está muy presente la religión. La tercera entrega de una serie que, al ser totalmente autoconclusiva, perfectamente puede leerse sin haberse adentrado antes en las anteriores, aunque no lo recomiendo porque os vais a perder elementos del trasfondo de sus personajes de especial interés. Un cóctel que contiene los ingredientes necesarios para conquistar a un amplio abanico de lectores entre los que me incluyo. Por culpa de Ibon Martín no veré el grupo escultórico de Oteiza, esos seres que se ofrecen a dios despojados de lo terrenal, con los ojos inocentes de quien observa una obra de arte.

Enlace: https://www.mislecturas.es/2..
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