Me pareció la típica novela negra barata de hace 60 años: mediocre pero efectiva, logrando atraparme por momentos y haciéndoseme... ¿burda? por otros. Nuestro protagonista es un detective de Nueva York de vacaciones: un clásico; cliché. El interés amoroso este sujeto, Prescott, otro cliché. La identidad del asesino no deslumbra pero tampoco resulta del todo obvia. Buena. Entretenida. Si no hay nada más que leer... |