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Han pasado 5 meses desde que lo leí y tengo que decir que guardo un recuerdo precioso de esta lectura. Se trata de una historia pausada, envuelta en un halo de melancolía, en la que conocemos el día a día de Takkun y su hijo Yuji, de seis años, tras haber sufrido una dolorosa pérdida. Desde el fallecimiento de su esposa Mio, Takkun se siente perdido, pues ella era el pilar que sostenía la familia. A pesar de sus esfuerzos, él es consciente de sus muchas limitaciones para mantener cierto orden en su hogar, cuidar y educar al pequeño Yuji, y hacer frente a su propio duelo y a lo mucho que extraña a Mio. Takkun es un personaje atípico: es olvidadizo, desordenado, poco eficiente en su trabajo y un poco hipocondríaco, pero el amor que siente hacia su familia es tan tierno que inevitablemente te encariñas de él. Inventa historias para Yuji, le habla de su madre y decide escribir una novela sobre ella para que los dos puedan recordarla. Un día lluvioso, paseando por el bosque, Takkun y Yuji se encuentran con una mujer que es idéntica a Mio. Por increíble que les resulte, no les cabe duda de que es Mio, pero ella no tiene ningún recuerdo de sí misma, de su vida pasada ni de la relación que guarda con ellos. La novela tiene pocos personajes pero es que no necesita más. Toda la historia gira en torno a ellos tres. Imaginaos el poder disfrutar de nuevo, por un periodo breve de tiempo, de un ser querido que ya no está, la posibilidad de darse los abrazos que quedaron pendientes, de redescubrir juntos quienes erais, y de volver a aprender el uno del otro. ¿No os parece un sueño? Pues eso es este libro. Haciendo la reseña he tomado conciencia de cuánto me ha conmovido esta historia. Amo su título. Amo su final. Amo lo mucho que me hizo llorar. Y amo haberme enamorado de esta historia, que sin ser perfecta, si sé que será inolvidable. |
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