Un mundo feliz

En un futuro un tanto distópico, Aldous Huxley nos presenta un mundo donde ya no existen madres y padres y las personas se dividen por alfas, deltas y epsilones. Cada uno tiene una función y se los educa desde pequeños para cumplirlos. Un mundo donde el consumismo, el soma para permanecer drogados y felices y, los valores humanos han sido destituidos para dar paso a todo lo que se supone que vendrá según los filósofos más tradicionales: la pérdida de los sentimientos y la humanidad.

Esta obra no puede ser más certera y más necesaria de leer que el Quijote. Aldous Huxley hace una predicción que bien podría ser verdad, y después de este 2020 aún más, de lo que sería un futuro donde no importase la familia ni el amor, sino vivir para la experiencia y sin tan siquiera llegar a la vejez.

Los personajes de la obra carecen de razón, viven por y para el soma, no dejan de repetirse que son felices, y todo porque desde niños lo escuchan de una radio que se lo repite. El gran Ford, el Freud del mundo feliz, es su auténtico dios y todos lo veneran. Hasta que llega el gran personaje de la obra, el salvaje, que intenta cuestionar su mundo, pero más bien acaba el cuestionado.

Este libro es un clásico porque realmente todos deberíamos leerlo, ¿Y por qué? Porque un libro donde se nos presenta un futuro sin humanidad parece no estar lejos, y menos después de los últimos acontecimientos, quizás necesitemos ver lo que sería para no transformar la historia en lo que ya ha sido en el pasado.
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