El misterio del carruaje

Nos encontramos a finales del siglo XIX, en Melbourne, una ciudad donde se reúnen distintos ámbitos sociales desde los más pudientes a los más pobres. Un cochero encuentra a un hombre muerto dentro de su carruaje de alquiler. Cuando lo recogió estaba borracho e iba acompañado de otro hombre, vestido con gaban claro y un sombrero calado que le tapaba la cara, y que se apeó poco antes del descubrimiento del cadáver.

El detective Samuel Gorby se hace cargo de una investigación en la que no parece haber ninguna pista. Poco a poco, logra descubrir la identidad del muerto y detiene a un sospechoso que resultar ser un caballero bastante distinguido y que además este prometido con una de las jóvenes más ricas y hermosas de la ciudad.

El señor Claton, un importante abogado, que quiere aprovecha la notoriedad del caso, se hace cargo de la defensa del detenido. Pero, se encontrará con el problema de que el presunto culpable pese a tener cuartada se niega a decir cuál es, por lo que tendrá que recurrir a otro detective, Kilsip, para descubrirla.

La novela está dividida en 35 capítulos, escritos en tercera persona, con el lenguaje propio de la época y una trama lineal, en la que se intercalan partes de investigación con partes del proceso judicial y algunos flashbacks del pasado importantes para la investigación. Como toda buena novela clásica la incógnita de la identidad del asesino se mantiene hasta el final. Y, aunque el autor nos va dando pistas poco a poco, para mantener el interés del lector, tengo que decir que no fui capaz de descubrirlo.

Me ha gustado mucho la ambientación que el autor realiza de la época, mostrándonos una ciudad llena de contrastes entre los lugares más selectos que frecuentaba la alta sociedad y los suburbios más marginales de la ciudad.

En cuanto a los personajes, en esta novela hay bastantes, todos están muy bien descritos según su estatus social. El autor realiza una distinción clara, sobre todo, cuando recrea las conversaciones de las clases más marginales, lo que hace que notes aún más esa ambientación dividida en clases propia de la época.
Me ha resultado interesante que a los detectives Gorby y Kilsip, totalmente opuestos y además rivales, se une el abogado del acusado, el señor Claton como investigador. Cada uno tiene una teoría y, cada uno llega a diferentes conclusiones, lo que da juego al lector para intentar descubrir la verdad detrás de todo este rompecabezas.

Con toques de romance, bastantes secretos, algo de ironía y crítica social, este libro es una novela clásica de detectives.
Intriga, misterio y drama son la combinación que la hace perfecta para los amantes de este tipo de literatura.